Sociedad y Justicia
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El dispositivo no tiene registro y se desconoce su calidad

Crece popularidad de la copa menstrual, pese a alerta de Cofepris
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El dispositivo está elaborado con silicón médico de grado quirúrgicoFoto tomada de Internet
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2017, p. 30

En cuclillas, luego sentada, después de pie con una pierna arriba y otra abajo... nada más no le hallaba el modo. Las posturas acrobáticas ya le habían lastimado la columna y la copa menstrual no entraba. Entonces, Lucía recordó los consejos de sus amigas: relajarse, porque al principio no es fácil. Ahora estoy fascinada: es lo más cómodo, higiénico y ecológico, y además te ayuda a conocer tu cuerpo, dice contenta la joven de 21 años.

Cada vez más chicas optan por ese dispositivo para retener el flujo menstrual y abandonan las toallas sanitarias y los tampones. Sin embargo, la asesoría sobre cómo utilizarlo, qué talla usar y dónde comprarlo proviene de otras jóvenes, ante la falta de información oficial.

De hecho, en febrero de 2016 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) lanzó una alerta contra esos productos. Advirtió que ninguno cuenta con registro y se desconoce la calidad y seguridad de los materiales con que se fabrican.

El dispositivo es un recipiente en forma de copa con una patita para poder sostenerlo. La mayoría está hecha de silicón médico con grado quirúrgico, que no guarda bacterias ni virus y dura hasta 10 años, apunta Aurora, una estudiante de historia, quien se dedica a asesorar sobre el producto.

Se introduce en el canal vaginal y para ello hay que doblarla a lo largo; dentro se despliega, cubre las paredes y no permite fugas. Para retirarla hay que apachurrarla un poco, jalarla zigzagueando y vaciarla.

Lo dice muy fácil, pero para muchas que “no conocemos bien nuestro cuerpo, la verdad es un poco raro la primera vez. Ya luego lo haces más rápido y cuando andas con ella te sientes súper, ni la sientes”, afirma Lucía. Bueno, depende, una amiga sí me dijo que le dieron cólicos.

Para saber por qué tenía esos dolores le preguntó a la chava que le vendió la copa, no a su médico. Le explicó que a lo mejor le dejó aire al ponérsela, que la moviera ya dentro y con eso (lo resolvería). Muchos doctores ni saben qué onda, por eso mi cuata mejor fue con ella.

Silvia, de 25 años y quien también guía a otras mujeres, conoce unas 50 marcas de copas certificadas, ya sea por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o los ISO de calidad de los países europeos. Aurora dice que hay dos compañías mexicanas: Angel Cup y Luna Cup, las dos avaladas por la FDA.

Ambas recomiendan a las mujeres cerciorarse de que el producto tenga esa certificación, porque hay muchas copas piratas fabricadas en China con silicón grado alimentario, que sí guarda bacterias. La alerta de Cofepris debió lanzarse contra ésas y no arrasar parejo, reprocha la historiadora de 24 años.

En cuanto a la talla, las dos jóvenes opinan que no es conveniente guiarse por las tablas de las compañías: grande para quienes han tenido hijos y chica para quienes no. Lo ideal es medirse la altura del cérvix –la parte inferior del útero–. Cuando menstruamos el cérvix se baja, porque el útero se hincha.

Al segundo día del periodo, cuando estamos más inflamadas, introducimos un dedo hasta tocar el cérvix (se siente como la punta de la nariz), y con base en esa medida compras tu copa, aclara Aurora. Casi todas se adquieren por Internet o con mujeres que las distribuyen. Los costos van de 350 a 700 pesos.