Opinión
Ver día anteriorMartes 7 de marzo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La crisis amarilla

Fallidos golpes de timón

Divina inquisición morena

N

ada bueno será para el PRD negar la situación en la que lo han colocado los golpes de timón, por llamarlos de algún modo, con los que se ha conducido la organización, y que le han causado un daño que cada vez parece más grave, y con menos posibilidades de sanar.

Suponer y declarar que no sucede nada, evadir el problema, sólo provocará que se caiga en un inmovilismo tal que retrasará cualquier reacción significativa para recomponer el camino, si es que aún hay tiempo.

En el PRD se tiene absoluta certeza de cuál es el mal; extirparlo es una decisión que se debe tomar, por el bien de la propia organización y del camino que tienen las izquierdas en el país, y entenderlo es de vital importancia. Sumar silencios a las acciones contrarias al espíritu del propio partido, que no tienen explicación, es tanto como cortarse las venas y esperar, en la contemplación, el desenlace lento, irremediable.

Y es que las izquierdas requieren dejar a un lado las acciones de odio para dar al razonamiento el peso al que el pragmatismo ideológico las obligue, es decir, no se debe actuar en contra de principios, por más que esto suponga beneficios que traicionen los ideales del partido, ni tampoco usar la navaja de la intolerancia para degollar un accionar en contra de esos mismos principios a partir sólo de suposiciones.

Esto, que deben tomar en cuenta todos los que buscan refugio en Morena, debe quedar claro. En ese partido ya se instaló una divina inquisición que busca juzgar por desquite, con odio a los militantes que manifiesten su libertad de opinión, por ejemplo, frente a algunas ideas que se tienen que cumplir sin pensar, algo así como el voto-robot.

Es el caso de la diputada local Aleida Alavez, que se ha negado a aceptar algunas de las instrucciones que se le han tratado de imponer desde la cúpula partidista en la Asamblea Legislativa, donde Morena, en las acciones, no parece traer bien ajustada la brújula, y ya hay quien asegura que algunos de sus más prominentes líderes –de Morena– han conseguido amarrar alianzas con Mauricio Toledo, del PRD.

El asunto tiene que ver con los recursos asignados a las delegaciones, cosa en la que la señora Alavez se negó, con su voto en abstención, a convertirse en cómplice de algo inexplicable, como que a Tlalpan le dieran menos dinero que a la delegación Cuauhtémoc, cada vez más alejada de Morena.

La abstención echó a andar a la divina inquisición morenista, que ahora pretende llevarla a juicio en el que se la quiere degollar, políticamente hablando, sin otro motivo que no sea no dejarse manipular, y desde luego el odio que alimenta a quienes la quieren sacar del juego político que ella eligió.

Con esas cosas, dentro de muy poco podríamos estar en presencia de otro partido de izquierda que se devora desde dentro. Tal vez el éxito que ahora tiene Morena quiera ser socavado desde dentro por aquellos a quienes no les gusta que ahora más que nunca se tenga la oportunidad de llegar al poder, según las encuestas. Aguas.

De pasadita

Sin mayores acuerdos con los vecinos, pero sí con supuestos líderes de colonos, o de condóminos, las autoridades de la delegación Cuauhtémoc iniciaron la destrucción de las banquetas de la calle Ámsterdam, en la colonia Condesa, sin considerar, por ejemplo, que éstas, las banquetas, tengan que ver con una disposición arquitectónica que completa un conjunto habitacional.

La respuesta –cuando se trata de frenar la destrucción– de los encargados de arruinar las banquetas que están en perfecto estado es que no es cuestión de pareceres, y menos de los vecinos. La obra va a fuerza. Ni modo, así se gobierna en Cuauhtémoc.