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Ciencia y planeta
D

e alta significación histórica e impacto doméstico y mundial fue la Marcha en Defensa de la Ciencia que se realizó el sábado 23 de abril en Washington DC. También fue en defensa de la Tierra, agredida por crecientes y desreguladas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Como indica David Brooks (La Jornada, 23/4/17 p.18), la marcha fue organizada en respuesta a un gobierno que abiertamente rechaza el consenso científico sobre el cambio climático, lo que, junto a otras causas, lanzó a decenas de miles de personas en las principales ciudades de Estados Unidos y en 500 ciudades más del mundo a las calles, las de México incluidas, en solidaridad con científicos bajo ataque: hicieron suyas la defensa de ciencia y planeta, una causa en la que destacan UNAM, IPN, UAM, UACM, UAZ, Clacso y la Union of Concerned Scientists UCS.

Tanto los discursos como pancartas en las marchas atendieron temas vitales, lemas como Pueblo aguanta, el ñoño se levanta ante recortes fondomonetaristas de visión estrecha a ciencia y tecnología. En Estados Unidos un ponente dijo: Nunca habíamos tenido un presidente con indiferencia tan total a la verdad. Donald Trump hace que Richard Nixon se vea como Diógenes, mientras otra pancarta decía: La ciencia tiene principios, Trump no. Ello porque la agresión a la integridad científica (IC) se intensifica en el régimen de Trump, negacionista del calentamiento global antropogénico junto con la CXV legislatura, de mayoría republicana en ambas cámaras que ya lanzó muy ominosos decretos, leyes y nombramientos con procedimientos de atroz regresión en materia de IC, obstruccionista de la urgente y vital relación de la ciencia con el planeta. Existen en línea graves recuentos de la UCS y de Clacso sobre abusos y regresiones contra las ciencias naturales y sociales de Bush/Trump a Temer/Macri en Brasil y Argentina.

Junto a negar el cambio climático Trump recorta partidas a investigaciones que puedan afectar intereses del gas, petróleo, fracking, motor de combustión interna y eleva apoyos a quienes manipulan la relación entre científic@s y medios ¡incluyendo el contenido de sus síntesis ejecutivas! Es una embestida que se propagó en el gobierno de Bush II, ante cuyo recrudecimiento la UCS enfatiza valores y prácticas de la IC en el texto para Preservar la integridad científica en la toma de decisiones federales”. La UCS incluye cláusulas cruciales, entre ellas preservar el dictamen de pares, la especificación de conflictos de interés, la transparencia y asegurar la disponibilidad pública de los hallazgos y de la metodología.

El asunto no es menor. David Brooks hace notar que en la marcha en DC algunos científicos federales se atrevieron a participar, aunque mantuvieron el anonimato ante temores de que podrían ser víctimas de represalias. Silenciar y ocultar al público información vital para captar las implicaciones mayores de la investigación científica se acrecienta en los grupos de interés fósil por los efectos que inflige al público el cambio climático en curso. James Hansen, climatólogo de la NASA de talla mundial, ahora en Columbia, consignó a Andre Revking del NYT (29/1/2006) que luego de una conferencia a la American Geophysical Union en San Francisco (2005) el gobierno de Bush trató de evitar que hablara en público. ¿Su pecado? pronunciarse por una pronta reducción en las emisiones de GEI vinculadas al calentamiento global.

Parece que Hansen irritó a altos intereses que gozan de jugosas ganancias atadas a progresivas emisiones de GEI. Por orden superior la NASA procedió a revisar el contenido de todas sus actividades públicas, Hansen dijo a Revkin “que fue advertido ‘de graves consecuencias’ si continuaba con ese tipo de declaraciones” (Textual: “that he was warned of ‘dire consequences’ if he continued to make similar statements”). Las declaraciones que le valieron censura y amenaza vil fueron: 1) que las emisiones de GEI podían reducirse de manera significativa con las tecnologías existentes, particularmente en el caso de los vehículos motorizados y 2) porque opinó que sin el liderato de Estados Unidos eventualmente el cambio climático haría de la Tierra un planeta diferente.

Tajante, el climatólogo rechazó esas medidas y amenazas porque, dijo: evitan que el público entienda de manera cabal los recientes hallazgos sobre el cambio climático que advierten de los peligros por venir. Ante un fenómeno que junto a una guerra nuclear, es una amenaza existencial a la humanidad que se intensifica, es esencial la transparencia y difusión de la información generada, eje de la IC ya que, dice Hansen, es probable que de la preocupación del público surja la capacidad para superar a los intereses especiales que han ofuscado este asunto.

Entre ganancia y planeta el 1% fósil va por la ganancia: La política del gobierno ha sido a base de medidas voluntarias para frenar pero no para revertir, el crecimiento de las emisiones (ibid).

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