Economía
Ver día anteriorDomingo 12 de noviembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La marcha del mercado eléctrico mayorista: la cuarta
E

xisten, entre otros, tres aspectos del comportamiento del mercado eléctrico mayorista que conviene –es necesario, incluso– observar cotidianamente. Y con muchísimo cuidado. El primero es el comportamiento de la demanda –en este caso horario– de los tres sistemas eléctricos del país. Para ello necesitamos reconocer el volumen de energía consumido. Pero también la potencia máxima exigida al sistema para satisfacer, en la hora correspondiente, el que sería el consumo máximo por hora.

En término del volumen de energía, el sistema interconectado nacional (SIN) que agrupa siete áreas (central, noreste, noroeste, norte, occidental, oriental y peninsular) representa 95 por ciento del consumo. El sistema de Baja California (BC) cerca de 5 por ciento. Y el sistema Baja California Sur (BCS) cerca de uno por ciento. Hay además, un pequeñísimo sistema aislado (Mulegé), con el consumo de la zona de Santa Rosalía-Guerrero Negro. Éstas son las participaciones al considerar la electricidad entregada a la red nacional de transmisión (RNT) y a las redes generales de distribución (RGD) en el periodo 2004 a 2016. En términos de la potencia exigida por la demanda cada hora, el dato de 2016, para el SIN se informa de una máxima de 40 mil 893 megavatios hora por hora. Justo el 8 de julio de 2016 a las 17 horas. Este 2017, por cierto, la máxima se registró el 23 de junio también a las 17 horas. Y su valor fue de 43 mil 319 megavatios hora por hora (Mwh/h).

Se trata de un crecimiento anual de casi 6 por ciento. Contrasta con el crecimiento de poco menos de 3 por ciento de la demanda máxima en 2016 respecto de 39 mil 840 megavatios hora por hora de 2015. Si simplificamos un poco, podemos decir que altos valores de crecimiento de la demanda máxima empujan a cuidar mucho más la instalación de centrales de generación. Y redes de transmisión de esa capacidad. De otra manera se corre el riesgo de cortes de suministro, lo que es sumamente grave. Y altos valores de consumo de energía empujan a cuidar muchos más la disponibilidad de combustibles, siempre con la posibilidad de una atención relativamente más sencilla que en el caso de falta de centrales o redes.

Este es parte del núcleo delicado inscrito en los asuntos de confiabilidad y seguridad de los sistemas eléctricos, siempre sujetos a debate frente a las nuevas formas de organización de la industria eléctrica. Por cierto, el consumo bruto de energía crece este año a una tasa acelerada mayor al cuatro y medio por ciento, pero menor a la tasa de crecimiento de la demanda máxima. Y mayor al crecimiento de poco más de 2 por ciento de 2016 respecto de 2015. Esto no deja de representar un reto al buen comportamiento del sistema. ¿Qué? El que crezca más la potencia exigida que la energía requerida.

En este contexto agrego el segundo aspecto que es preciso observar de nuestro sistema eléctrico. La disponibilidad efectiva de capacidad para generar electricidad. Depende no sólo de la capacidad total instalada. También de las condiciones en que estos equipos se encuentran. Si están en mantenimiento. Si fallan. Sin han perdido parte de su capacidad. Si no están disponibles. Por razones obvias el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) lleva una estadística muy cuidadosa de ello mediante el llamado margen de reserva operativo (MRO). Relaciona la demanda máxima horaria con la capacidad realmente disponible esa misma hora. Y cuida de advertir las horas en las que se exigió 94 por ciento de la capacidad realmente disponible. O sea, cuando sólo queda 6 por ciento libre de esa capacidad disponible. Podía ser 5 o 7, por ejemplo. Hay debates técnicos sobre el número a cuidar. Lo cierto es que el 6 elegido es una selección técnica que se considera adecuada para cubrir riesgos de falta de capacidad. Y que si ese número –incluso uno menor– se repite con frecuencia, el sistema pierde confiabilidad.

Este año ha habido cerca de seis semanas con MRO del orden de 6 por ciento. Según muchos analistas, un mercado eléctrico mayorista donde hay subastas de capacidad como en México se orienta a cuidar un margen de reserva operativo más eficiente. Y, como parte del análisis de la confiabilidad, se estudian con mayor detenimiento las 100 horas de menor margen de reserva operativo del año. Termino esta descripción con el tercer elemento que es preciso observar en los mercados eléctricos, el precio marginal local (PML). Si a manera de ejemplo observamos los datos de la primera semana de octubre, encontramos un promedio semanal de 1.14 pesos por kWh, con mínimo de 0.55 y máximo de 1.72 pesos por kWh. En esa misma semana la capacidad promedio exigida fue de 33 mil 600 megavatios. Con mínima de 27 mil y máxima de 38 mil megavatios hora por hora. No dejo de señalar que en la semana de la máxima de este año 2017 (23 de junio a las 17 horas) los PML alcanzaron niveles de cuatro pesos por kWh. Lo interesante a observar hora por hora, semana con semana, mes con mes es el comportamiento de estos tres indicadores o aspectos del mercado. Y descubrir las relaciones que guardan y –asunto de extrema importancia– su comportamiento en el futuro.

Con fundamento en ello los generadores que entregan su producción al mercado recibirán su liquidación. ¿Qué recibirán las empresas generadoras de CFE, con contratos legados? Y la suma de estas liquidaciones determinará el componente principal del ingreso requerido para que funcione la industria en esta nueva lógica mercantil. Sumado a los servicios públicos de control, transmisión, distribución y a los otros componentes del precio final (remuneración al suministro básico y otros) determinarán el nivel del precio medio que paguen los usuarios bajo este nuevo esquema de organización de la industria. De ello dependerá en parte el juicio que los usuarios del tradicional servicio público de electricidad tengan sobre la transformación tan radical del sector eléctrico en México. Y digo en parte porque los otros elementos que deberán considerar son los de seguridad y de calidad del suministro.

Estos asuntos nos seguirán ocupando para apoyar –precisamente– el análisis que los usuarios hagan de esta nueva industria eléctrica en México. De veras.