La nadadora de ultradistancias Raquel Márquez Colín volvió a cumplir un sueño: logró el cruce del Canal de la Mancha, el domingo pasado, en una travesía de Dover, Inglaterra, a Calais, Francia, con tiempo de 12:08 horas, pese a sufrir desde hace un año la rara enfermedad distonía de torsión en el cuello (voltear la cabeza involuntariamente).

Aunque su objetivo inicial era realizar la hazaña de ida y vuelta, se vio obligada a no regresar a la costa británica debido a las inclemencias del tiempo, que provocaron oleajes de más de tres metros de altura.

Es la segunda ocasión que la profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México logra la proeza, ya que la primera ocurrió hace un par de años, y ahora con una causa social –que concluirá el jueves– busca beneficiar a niños que requieren transplante de médula ósea.

Con ese afán, en el proyecto Brazadas por la Vida y aliada con la fundación Aquí nadie se rinde, la deportista vendió en 200 pesos cada una de las 60 mil brazadas que inicialmente pensaba dar en el doble cruce, pero finalmente sólo logró cumplir con la mitad de su cometido.

Fue una prueba muy intensa, todo quedó en un cruce sencillo, pero estoy muy satisfecha por el trabajo realizado. Siempre dije que lo único que me podía detener era el clima, y así sucedió, relató la nadadora de 27 años.

Platicó que la hazaña comenzó a las cinco de la mañana, tiempo de Dover, pero fue hasta las 6:12 horas que se lanzó en su travesía en nado estilo libre, para llegar a la costa francesa a las 18:20, con lo que se demuestra que con trabajo las cosas en México pueden hacerse, agregó.

No haber obtenido el doble cruce no significa que el compromiso no se haya cumplido, al contrario, quienes me vieron nadar comentaron que tenía la fuerza suficiente; estaba entera, dijo.