Opinión
Ver día anteriorJueves 29 de octubre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El presupuesto de la represión

El DF demanda trato justo

L

a diferencia es tan brutal como absurda, si a resultados nos referimos. En la Ley de Egresos se pide gastar en seguridad pública, es decir, armamento, principalmente, seis veces más que en la UNAM –sin contar lo que se destine a la Defensa–. De ese tamaño es la injusticia, y de ese mismo tamaño, pero a la inversa, resulta la visión a futuro que proyecta Felipe Calderón.

Tal vez por eso, porque se sabe hasta dónde pueden llegar las desigualdades, es que las autoridades y los legisladores del DF, encabezados por el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, acudieron ayer a la Cámara de Diputados a exigir que el trato en el reparto de los dineros del pueblo sea equitativo. Ni siquiera justo, nada más equitativo.

Y es que de algún lugar tendrán que salir los fondos que refuercen la lucha en contra ya no del crimen organizado, como se nos hizo creer, sino en contra de los peligrosísimos sindicatos que no están de acuerdo con las políticas de Calderón.

El mensaje es bien claro: la represión debe estar bien armada. La guerra contra el narco está perdida, hasta para los monaguillos azules, que queman incienso frente a casi todos los errores del gobierno.

Paulatinamente se han retirado efectivos policiales de Sinaloa y de Durango, cuando menos, para traerlos a la capital, y a los otros estados donde operaba el sindicato de electrcistas, con el fin de impedir que los trabajadores se metan a las instalaciones de la ilegalmente disuelta Luz y Fuerza del Centro.

Los datos son apabullantes: para la Policía Federal se están requieriendo mil 200 millones de pesos, mientras para la UNAM apenas se piden 200 millones, según los datos proporcionados a este espacio.

Y si ese trato es el que recibe la educación superior, cualquiera puede apostar a que la constante que se inició hace 15 años, de reducir las participaciones federales a la capital de la República, ahora, con la cantaleta de la crisis, empeorará.

Por eso Ebrard y los diputados por la capital fueron a exigir trato justo, sobre todo si se sabe que lo que se le da a Tlaxcala y al DF juntos es lo que se otorga, quén sabe por qué, a Peña Nieto, en el estado de México. Sí, el mismo Peña Nieto que salió corriendo a aplaudir el asalto en contra de LFC y su sindicato.

Como se ve, hace rato que las cuentas no son claras para los capitalinos, y las situaciones de emergencia crecen porque, a fin de cuentas, el DF es el lugar que escogen los más pobres para emigrar.

Los que no tienen ni para intentar el cruce para el otro lado llegan a la ciudad y fincan casas donde se puede. Sin servicios, sin posibilidades de ejercer algún oficio, pero sobre todo sin oferta de empleo. Al menos 828 nuevos asentamientos han nacido en toda la ciudad.

Para Ebrard y su equipo de trabajo, llevar mínimos de sobrevivencia hacia esos lugares, más que un reto, es una obligación que como mandatario cargado a la izquierda debe cumplir.

La migración hacia el Distrito Federal, que en algún momento disminuyó considerablemente, empieza a suceder de nueva cuenta, a raíz de las erradas políticas económicas de Felipe Calderon y su partido, el PAN.

En varios puntos de la capital ya se han encendido focos rojos por la llegada de nuevos habitantes, más pobres y más desesperados que nunca. Los desalojos de las zonas de conservación, donde se ha localizado el problema, se repiten una y otra vez con mayor frecuencia. El problema ya está aquí y el presupuesto es parte de su solución. Ya veremos.

De pasadita

Si para los senadores es un problema porque no hay acuerdo, en la designación del nuevo ombudsman nacional no estaría de más revisar lo que ante los asambleístas del DF expresó el ex magistrado electoral Pedro Rivas Monroy sobre las medias verdades y los gastos que realizó uno de los candidatos, que ya presidió la Comisión de Derechos Humanos del DF. Y si después de eso, eso quieren, pues allá ellos. Ni modo.