Opinión
Ver día anteriorJueves 24 de diciembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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ada año insto a regalar por estas fechas –dado que la Navidad se ha convertido en un momento de intercambio de dádivas y que muchas personas cuentan con el ingreso extraordinario de los aguinaldos– algún libro de teatro a estudiantes e interesados. Más que nada mi intención es dar a conocer algo de lo que se ha editado al respecto (y digo algo porque sólo me refiero a los que me han sido obsequiados por autores o editoriales como un agradecimiento público, que es otra de mis intenciones). Nadie puede soslayar que México es uno de los países en que menos se lee, pero tampoco se puede hacer a un lado el éxito, por modesto que sea, de las ferias del libro de teatro, porque para el gremio contar con obras atractivas y novedosas o ver reditados algunos de los dramaturgos importantes, es algo de vital importancia. Los textos de análisis dejan de ser –o deberían dejar de ser– sólo para académicos, porque resultan un apoyo mayor para directores que emprendan algún montaje. Por ejemplo, teatristas de diversas generaciones se han dejado tentar por Woyzeck, de Georg Büchner, muchas veces en escenificaciones relevantes buceando en diferentes materiales, y los que sigan pueden aclarar sus mesas de análisis gracias al excelente libro del que me ocupé anteriormente, que Eimé Wagner dedicó al autor austriaco, editado por la Universidad Veracruzana sin necesidad de emprender búsquedas de ediciones extranjeras

A pesar de la enfermedad –de la que aparece felizmente librado– que lo apartó del quehacer durante largos meses, el dramaturgo, investigador y editor Enrique Mijares recopiló las obras completas de Jesús González Dávila a las que prologó y editó con el Instituto Coahuilense de Cultura con el título de Diálogo incorrupto. Es de gran importancia para nuestro teatro la aparición de estos tres tomos –que ojalá logren una buena distribución en todo nuestro territorio– ya que González Dávila es un dramaturgo difícil de encasillar. Tenido por Armando Partida Taysan como pionero de la llamada nueva dramaturgia, sus textos muestran la realidad social dentro de la que están inscritos sin hacer hincapié en ella, ambigüedad con la que consigue un efecto mucho más poderoso que el de la denuncia simple y llana. Mijares rescata una conversación que tuvo con el dramaturgo antes de su muerte y hace un recorrido por su obra con énfasis en el tema de la infancia y del retorno del personaje de Polo, ya como nombre, ya como características del actante. No hay que insistir en el interés de esta recopilación.

No precisamente teatro, aunque no deje de haber un pasaje dramático, Enrique Mijares también publicó un extenso ensayo, Los años con Carlos Fuentes, editado por el Instituto de Cultura del estado de Durango, en el que analiza parte de la obra del novelista y también ensayista. La parte dramática antes aludida es memoria de una puesta en escena, Los reinos privativos, en la que el Mijares dramaturgo enlaza El tuerto es rey, Aura, Cumpleaños y Terra Nostra. Y hay que mencionar el devedé con que el veracruzano Francisco Beverido recuerda lo que la inigualable Candilejas realizó en 2009.

A Antonio Crestani, director del Centro Cultural Helénico, agradezco el volumen VIII de la colección Teatro de la Gruta, que agrupa a cuatro participantes del original Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo que consiste, como se sabe, en que los finalistas tallereen con los jurados (Elena Guiochíns, Édgar Chías y Vicente Quirarte). El premio lo obtuvo Alaska, de Gibrán Portela, excelente obra que ya vimos escenificada en dirección de Roberto Duarte y comentada en su momento. Las finalistas fueron Riñón de cerdo para el desconsuelo, de Alejandro Ricaño, extrañamente no incluida en el volumen aunque sí mencionada en el prólogo de Édgar Chías; Basta morir, de Iris García Cuevas, estudio de la pasión amorosa en forma de thriller; de Francisco Javier Nuño Márquez; Hamnet, en que el joven autor se refiere a la paternidad entrelazando vida y obra de un Shakespeare contemporáneo, y Hitler en el corazón en el que Noé Morales juega con el lenguaje en tres pequeñas obras sin relación entre sí.