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No se forman por colisiones violentas, dicen

Técnica de infrarrojo permite develar el origen de las estrellas gigantes
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de julio de 2010, p. 3

Chicago, 14 de julio. Los astros de mayor masa del universo se forman de la misma manera que los más pequeños; esto es, de discos de gas y polvo que rotan, no de violentas colisiones estelares, concluyó un estudio de la Universidad de Michigan.

Los resultados de la investigación, que se publican este 15 de julio en la revista Nature, destacan la realización del primer retrato cercano de una gigantesca estrella naciente y su entorno, con el que terminan más de 20 años de debate sobre la formación de esos cuerpos celestes.

Stefan Kraus, investigador del Departamento de Astronomía de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio, explicó que la estrella analizada es joven, de una edad aproximada de sólo 60 mil años, en comparación con el Sol, cuya edad se calcula en cuatro mil 600 millones de años.

Para retratar de cerca a la superestrella, los investigadores, financiados parcialmente por la NASA, usaron la técnica llamada interferometría, que combina la luz recogida por múltiples telescopios separados para alcanzar la potencia de resolución de un telescopio de 85 metros de diámetro.

Elevada resolución de imagen

Con el interferómetro utilizado en el telescopio del Observatorio Europeo del Sur, en Chile, se logró la resolución de imagen equivalente a la toma desde la Tierra de la cabeza de un tornillo en la Estación Espacial Internacional, más de 10 veces la resolución posible con los telescopios actuales de luz visible en el espacio.

Los investigadores de la Universidad de Michigan han realizado un intenso trabajo con la interferometría por infrarrojo, particularmente para tomar imágenes de la superficie de estrellas y de múltiples sistemas, pero es la primera vez que se usa para captar la del disco en torno de una estrella joven.

El método permitió que los especialistas aproximaran el foco a una estrella joven, sin nombre, que se encuentra a 11 mil años luz en la constelación Centauro en el cielo austral, produciendo imágenes en infrarrojo con detalle suficiente para ver la forma de un disco que se disipa.

Las estrellas de masa mayor, como ésta, son relativamente raras en el universo. Sólo aproximadamente una de cada cien de las recién nacidas crece a más de 10 veces la masa del Sol, explicó.

Se detectó primero un torrente que emanaba de la estrella, lo que sugiere la presencia de un disco, misma que se confirmó con observaciones mediante interferometría.

Hemos proporcionado la primera prueba de observación clara de un disco de polvo, compacto, en torno de una estrella supergigante joven, señaló el estudio.

Estos astros muy jóvenes no pueden observarse a la luz visible, por lo que se requiere luz infrarroja.

Con un telescopio de 10 metros la estrella es apenas un punto, pero con la interferometría podemos dar suficiente resolución a la imagen de ese disco, cuya estructura es muy similar a la observada en torno a estrellas jóvenes de menor masa, y eso es notable, precisó.

En las dos décadas pasadas las teorías apuntaban a que para las estrellas de masa menor el crecimiento estelar requiere de un disco circunestelar y, en el caso de los astros de alta masa, en contraste, se producen fuertes vientos estelares y presión de radiación durante su nacimiento, lo cual debería impedir la formación del disco.

Por ello, algunos científicos habían propuesto procesos alternativos muy diferentes, como la fusión estelar, pero las nuevas observaciones brindan pruebas convincentes de que aun estas estrellas gigantes, objetos astrofísicos importantes, se forman mediante discos.