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Es un momento muy dramático; las escenas son muy fuertes, dice la presidenta Rousseff

Dejan lluvias torrenciales en el estado de Río de Janeiro más de 440 muertos

Los deslizamientos de tierra y el desbordamiento de ríos son la peor catástrofe en la historia de Brasil

Nova Friburgo, Teresópolis, Petrópolis y Sumidouro, las localidades más castigadas por la naturaleza

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Familiares sepultan en Teresópolis el cuerpo de Mauro Viana, de nueve años, una de las centenares víctimas de las inundaciones en BrasilFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de enero de 2011, p. 22

Río de Janeiro, 13 de enero. Torrentes de lodo y agua y los desbordamientos de ríos y deslizamientos de tierra a causa de las torrenciales lluvias de los últimos días dejaron una huella de destrucción y devastación a través de la región serrana del estado de Río de Janeiro, donde el número de víctimas fatales ascendía este jueves a más de 440.

Este es un momento muy dramático, las escenas son muy fuertes, declaró a los medios la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien recorrió a pie y sobrevoló las áreas efectadas por la tormenta que la noche del martes y la mañana del miércoles semidestruyó amplias zonas del norte turístico del estado, al echar abajo casas, destruir carreteras y soterrar a familias enteras mientras dormían.

La mayoría de las víctimas de lo que se considera la peor catástrofe en Brasil –toda vez que en tan sólo ocho horas, en la madrugada del miércoles, llovió lo previsto para todo el mes– se registró en la ciudad de Nova Friburgo, una de las más castigadas y que hoy amaneció incomunicada, con 201 muertos, mientras en Teresópolis 185 personas perdieron la vida y en la vecina Petrópolis fueron 39, de acuerdo con informes de las alcaldías. A esas ciudades se sumó Sumidouro, donde fueron reportados 17 fallecidos.

Entre las víctimas hay muchos niños y también ancianos, que son los que más difícilmente pudieron protegerse cuando las trombas de agua y lodo se llevaron las casas, dijo el alcalde de Teresópolis, Jorge Mario Selacek.

Una situación esperanzadora en medio de la desolación fue el rescate con vida de un bebé de seis meses que pasó 15 horas semisepultado por el lodo, protegido por los brazos de su padre. La recuperación del pequeño Nicolás duró cuatro horas y el padre fue rescatado poco después.

El saldo de fallecidos aumenta a medida que los servicios de socorro llegan a las zonas más remotas, aunque hay lugares a los que no se ha conseguido llegar aún, dijo una portavoz de la alcaldía de Teresópolis, que este jueves vivía una jornada de desconsuelo.

Un centro religioso desactivado y la comisaría de la policía civil, convertidos en improvisadas morgues, estaban desbordados de personas que bajo la llovizna buscaban a parientes desaparecidos e intentaban identificar las decenas de cuerpos entre los 185 muertos que sufrió esta ciudad.

Es visible el sufrimiento de las personas, afirmó Rousseff, quien prometió acciones firmes de gobierno, no sólo para rescatar a las víctimas, sino para ayudar a los afectados a superar esta situación lo más rápido posible.

En rueda de prensa en Nova Friburgo, informó que las medidas que serán adoptadas tendrán como objetivo evitar que tragedias como la actual se repitan, con el desalojo de las familias que viven a orillas de los ríos y en las faldas de las montañas.

La presidenta, que ordenó unos 460 millones de dólares para ayudar a las víctimas y para la reconstrucción, criticó también la urbanización salvaje en áreas de riesgo como las laderas de las montañas, así como la omisión de las autoridades con los pobres, que recurren a esas zonas porque no tienen donde construir sus casas.

Ante los pronósticos de más lluvias en los próximos días, las autoridades de Río de Janeiro exhortaron a la población a salir de las zonas de riesgo. En los municipios afectados se estima que, hasta ahora, más de 5 mil familias se quedaron sin techo.