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El obispo Rafael Sandoval pide crear trabajos para los indígenas

Felipe Calderón realiza visita relámpago a la Tarahumara

Reparto de cobijas y despensas; hay aviso de otro frente frío

Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 11 de febrero de 2011, p. 14

Creel, Chih., 10 de febrero. Con los montones de cobijas listas para ser repartidas por el presidente Felipe Calderón, el obispo de la sierra Tarahumara, Rafael Sandoval, le hizo ver que aquí necesitamos trabajo para los indígenas. Hemos caído en ciertos asistencialismos que hacen mucho daño.

Una larga fila de mujeres y hombres con coloridas ropas y acompañados de sus hijos se formó en la plaza central para recibir de los políticos cobija y despensa de Sedeso.

Puerta de entrada a la sierra Tarahumara, en Creel se había congregado detrás de vallas metálicas a un centenar de personas, esa gente muy humilde que el obispo dijo haber conocido en sus recorridos en esta diócesis tan pobre y en la que ha visto mucho dolor.

El Presidente y el gobernador de Chihuahua, el priísta César Duarte, volaron en helicóptero dos horas (de ida y vuelta desde diversos puntos del estado) para estar 40 minutos con los indígenas. Llegaron cuando la temperatura no era tan baja, pero los registros de 15 grados bajo cero podrían repetirse pronto por la llegada de un nuevo frente frío que ya costó 30 vidas en el país, según las cifras que el Presidente dio a conocer después en una reunión de evaluación.

En Creel Calderón prometió que su gobierno repartirá 15 mil chamarras decomisadas en operativos anticontrabando, y así en vez de destruir estas mercancias serán aprovechadas para abrigar a familias pobres, que además recibirán 23 mil despensas, 30 mil cobijas y 600 rollos de hule, todo para aliviar un poco su sufrimiento, añadió.

Transcurridos tres años de que 13 habitantes de Creel fueron asesinados en una fiesta aquí, Calderón resaltó la captura de uno de los más importantes autores de esta despiadada e inhumana barbarie y reiteró que trabaja fuerte para combatir la criminalidad.

También aludió a la petición del obispo de crear trabajo en la zona y explicó que ya hicieron una inversión en El Divisadero, una de las estaciones del ferrocarril Chihuahua-Pacífico, para promover el turismo.

El ministro religioso había advertido que un buen gobierno es el que se interesa no con demagogia sino con hechos por los más débiles y le pidió escuchar a los indígenas.

Hay que escuchar a nuestros aborígenes. Tienen una propuesta para compartir la vida, para enseñarnos que se puede hacer un mundo más hermano, más justo.

Le pidió con el corazón que Iglesia y Estado caminen juntos, cada quien con su autonomía, para servir a los más pobres y necesitados.

Pero ya no hubo tiempo de escuchar a los indígenas, como le sugirieron, porque la visita concluyó con la promesa presidencial de no dejarlos, de echarles la mano a sus anfitriones, quienes en cuestión de minutos vieron cómo el Presidente y su comitiva ya volaban en helicóptero.