Sociedad y Justicia
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Familias pobres, fuera de Oportunidades

Más opresiva la miseria gris de Valle de Chalco que la rural: Damián

Alto deterioro en la vida cotidiana, señala

 
Periódico La Jornada
Martes 12 de abril de 2011, p. 41

Las ciudades eran un espacio al que llegaban las familias pobres del campo con la expectativa de tener mejor calidad de vida, pero ahora vivir en la miseria en las urbes da alta probabilidad de que las personas van a morir así, indica Araceli Damián, investigadora de El Colegio de México.

Refiere que la pobreza urbana, como la de Valle de Chalco Solidaridad, en el aspecto sicológico es más opresiva que la rural. Hay una diferencia distintiva entre la pobreza urbana y la rural: el acceso al espacio libre. Mientras en las zonas rurales no tienen agua potable ni clínicas, hay cierta libertad, que todos requerimos. Los asentamientos urbanos son de tal manera que no hay color, todo es gris, con aspecto lamentable, y en el interior los hogares son muy chicos.

En entrevista indica que durante largo tiempo las familias pobres de las ciudades han estado fuera de programas como Oportunidades. El hecho de tener una lavadora era un factor que dejaba a ese hogar fuera del programa; los programas abandonaron a los pobres urbanos.

Se trata, agrega, de una población que en algún momento se benefició de los subsidios a la tortilla, que eran generalizados, así como de los que se daban a la carne y al frijol, pero que desaparecieron con las reformas estructurales. Poco a poco perdieron estos apoyos indirectos. Su vida cotidiana está muy deteriorada, ahora hay una contención salarial y los precios de los alimentos subieron.

Muchas familias que llegaron a Valle de Chalco con la esperanza de tener una vida mejor se enfrentan a una situación de tristeza, porque la violencia se apoderó del lugar: hay desconfianza, miedo, las calles son grises, muchos jóvenes consumen drogas, y hay zonas donde la gente vive con mucha inseguridad. Llegaron con sus niños y con la esperanza de tener una vida mejor y ahora se enfrentan a que sus hijos no pueden tener una vida acorde con las aspiraciones que tuvieron en algún momento.

Damián sostiene que en las ciudades el derecho a la vida está mejor cubierto, ya que los recién nacidos tienen más probabilidades de sobrevivir y el número de años de vida es más alto que en las zonas rurales pobres.

Las enfermedades y la desnutrición también son más duras en familias rurales de extrema pobreza, pero las urbanas sufren problemas de sobrepeso y obesidad, y enferman de diabetes, porque a los niños les dan alimentos que si bien los mantienen con energía al mismo tiempo los engordan.

Las personas con alto nivel de obesidad no tienen una vida sana; por tanto, no van a ser productivos y seguirán siendo pobres, lo absurdo es que al Estado le cuesta más mantener a estos enfermos que haberles dado la oportunidad de una buena educación.

El gobierno, considera, se ha metido en un círculo vicioso de bajos salarios, beneficiar a los empresarios, al capital extranjero y ha abandonado el mercado interno, como no importa lo que consuman los pobres, los van a seguir manteniendo así. Además, ahora se generan empleos sin prestaciones y aprovechan la crisis para correr a la gente mayor.