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Insisten dirigentes en que la CIDH atraiga el caso

A seis años de la represión, Atenco todavía exige justicia

Exigen poner alto a la criminalización de la protesta social

 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de mayo de 2012, p. 11

Seis años después de la represión contra la comunidad de San Salvador Atenco –cuando 47 mujeres fueron atacadas sexualmente por agentes de seguridad– más de cien organizaciones nacionales e internacionales exigieron justicia para las víctimas y anunciaron que continuarán con la demanda de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) atraiga el caso.

Durante la presentación del libro Atenco: seis años de impunidad, seis años de resistencia, editado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh), el director ejecutivo de Amnistía Internacional México, Alberto Herrera, subrayó que Atenco se ha convertido en un símbolo de impunidad verdaderamente escandaloso que no debe ser olvidado.

Lo más grave, agregó, es que las investigaciones nunca prosperaron a pesar de que los policías agresores están plenamente identificados. Indicó que la falta de castigo no se debe a alguna deficiencia técnica en el procedimiento, como alegan las autoridades, sino a la práctica recurrente del Estado mexicano de encubrir a los responsables y negar a las víctimas el acceso a la justicia.

Indignación permanente

Tras destacar que el caso aún provoca indignación en México y en el extranjero, el activista dijo que la incapacidad del gobierno obligará a las víctimas de tortura sexual a recurrir de nuevo a la justicia interamericana, pues sólo ahí han recibido con seriedad sus demandas y han decidido investigar.

Jacqueline Sáenz, abogada del Centro Prodh, recordó que en noviembre pasado la CIDH admitió analizar el caso, lo cual es un paso alentador, porque “señala a priori que sí hay claras violaciones a los derechos humanos”.

Explicó que el proceso judicial se encuentra en la llamada etapa de fondo y la comisión analiza los argumentos de las demandantes. El caso está muy bien documentado y esperamos un pronunciamiento enfático de la CIDH.

Rosalva Aída Hernández, profesora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, enfatizó que es necesario que exista un vínculo fuerte entre los movimientos sociales y los académicos, ante los intentos de criminalizar el descontento social y la pobreza.

Hizo un llamado a los especialistas a comprometerse con las causas de los sectores más desprotegidos y a utilizar el litigio estratégico para que pueda llegarse a la justicia, acompañada por el trabajo hormiga de los colectivos independientes.

Italia Méndez, una de las mujeres agredidas en San Salvador Atenco, recordó que mientras eran torturadas, los policías les decían que era un castigo por andar de revoltosas en vez de quedarse en sus casas, y aunque primero ellas asumieron un papel de víctimas, con el tiempo comprendieron que habían sido injustamente criminalizadas y estigmatizadas, y hoy se asumen como luchadoras por la justicia y la verdad.

Edith Rosales, también habitante de Atenco, advirtió que en caso de llegar a la Presidencia de la República, el ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto –quien en su momento se responsabilizó por el operativo policiaco– ampliará sus tácticas represivas y de mano dura a todo el país, con el propósito de continuar los políticas privatizadoras de los gobiernos neoliberales.

Por la tarde, integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra –entre quienes estaban algunas de las mujeres agredidas hace seis años–, encabezados por Ignacio y América del Valle, realizaron un mitin en la explanada del Palacio de Bellas Artes.

Ahí, en voz de América del Valle, el pueblo atenquense convocó a conservar la memoria y luchar por la justicia. Agregó que lo ocurrido en San Salvador Atenco fue el primer llamado de alerta: El anuncio está dado. Si el pueblo así lo decide (en referencia a que Peña Nieto pudiera ganar las elecciones presidenciales), serán seis años de opresión e impunidad.

Su padre, Ignacio del Valle, dijo que el agravio contra nuestras mujeres no se olvida y eso se lava con organización, con conciencia; no va a quedar impune y no apostamos a pedir justicia a esos malos gobiernos. Necesariamente esa justicia va a venir del pueblo, es nuestra. Tenemos seis años de resistir pero no de resignarnos; seis años de aguantar pero no de conformarnos.

Luego se realizaron actividades culturales, intercaladas con la participación de organizaciones sociales que exigieron poner alto a la injusticia, la represión y la criminalización de la protesta social.