El ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, se mostró optimista ante el desafío de la globalización, dado que con la integración económica y la intercomunicación se produjo un fenómeno nuevo con una sociedad civil global donde hay movimientos sociales y culturales.

Es un momento fructífero porque crisis quiere decir la posibilidad de mejoría, de cambiar. No hemos logrado mucho en ese avance de institucionalización de mecanismos de gobierno, pero existe la necesidad de que la gente se dé cuenta de que a los de abajo ya no se les puede imponer sino que esto también implica negociar.

Durante su intervención en el debate sobre Gobierrno Global, organizado por el Instituto Tecnológico de Monterrey y el Berggruen Institute, previa a la conferencia Consejo del siglo XXI. Recomendaciones para el G-20, que se llevara a cabo el 6 de mayo, el dos veces presidente de Brasil explicó que durante el equilibrio del poder había unas naciones que eran primus interpares y los demás parias y de ahí se pasó al equilibrio de terror, con el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, donde países como Brasil, México o India no se sentaban en la mesa de negociaciones.

Fernando Henrique, socialista de 80 años, señaló que el desafío de la democracia en este mundo interconectado pasa por acompasar las instituciones con una sociedad que va más de prisa y que quiere participar en la toma de decisiones.

Henrique Cardoso, quien se le adjudica que impulsó las medidas de modernización para el despegue económico de Brasil, dijo que pese al pesimismo que en este momento exhala por miles de razones por la crisis financiera y la incapacidad del G-20 en tornarse en un órgano capaz de inyectar un cierto empuje deliberado en el mundo, yo no soy tan pesimista en ciertos aspectos.

Explicó que ahora la gente quiere participar. Yo no delego y quiero participar en el proceso de decisión y es lo que está pasando en el mundo, la gente quiere participar en las decisiones. Hay ciertas desigualdades, pero lo que no queremos es que esas desigualdades congelen la posibilidad de cambio de posición.

Reconoció que hay riesgos y hay nuevas formas de intento de poder, como por ejemplo China y Estados Unidos, que tratan de imponer un equilibrio de poder pero no creo que sea viable porque el mundo está mucho más diferenciado, aunque será un proceso largo de mucha negociación, pero no para que se llegue a un orden global definido sino que sea un orden con respeto a las diferencias y la posibilidad de aceptar cambios que no procedan de los centros de poder, sino de la periferia y eso puede darse de una manera más natural y es una labor de las generaciones venideras.

Juan Luis Cebrián, presidente del diario español El País, afirmó que el G-20 ha resultado hasta ahora ineficaz a la hora de protagonizar el gobierno mundial. Prometieron reformar el sistema financiero y no lo llevaron a la práctica, reformar el comercio mundial y la ronda de Doha fracasó. Ñas próximas guerras serán por el dominio tecnológico, anticipó

Por su parte, Felipe González, ex jefe de gobierno de España, criticó severamente el manejo de la crisis en Europa y al proceso de globalización al que culpó de crear mayor desigualdad y peor redistribución de la riqueza.

No hemos aprendido nada; hemos presumido de dar lecciones a todos, pero Europa está cometiendo los mismos y los peores errores que la famosa década perdida de América Latina con la crisis de la deuda de los años 80.

Está tratando el problema de la deuda como un problema de solvencia y va a terminar provocando un problema de solvencia porque está hundiendo la economía en la miseria y la recesión y quien no crece no paga. Esa política de austeridad hasta la muerte va a conducir exactamente a la muerte.

Seguimos, dijo, hablando de los países emergentes, desde ese orgullo occidental. Los llamados países emergentes son los elegidos, porque los países tradicionales de occidente son los que están en proceso de inmersión y los (países) emergentes ya emergieron.