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Texto del general brigadier Pedro Sánchez publicado en el Centro de Análisis y Opinión Militar

La detención de mandos militares, acción orquestada contra el Ejército

Si se rompe la unidad, el crimen organizado tal vez habrá ganado la guerra, advierte

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Acciones del Ejército contra narcosiembras en el estado de GuerreroFoto Víctor Camacho /Archivo
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de mayo de 2012, p. 5

La detención y arraigo de cuatro militares, tres de ellos del máximo grado en el Ejército y por lo mismo conocidos en el medio castrense, significa la pérdida de una importante batalla dentro de esta guerra (contra la delincuencia organizada), durante la gestión del presidente Calderón, sostiene el general brigadier en retiro Pedro Sánchez Hérnández, quien es de los pocos oficiales de alto rango que en público han abordado abiertamente el asunto, el cual –trascendió– generó molestia e incertidumbre en el instituto armado.

En un texto publicado en el Centro de Análisis y Opinión Militar, dirigido por el general Carmelo Terán Montero, Sánchez Hernández hace referencia a la captura de los generales retirados Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia Vargas y del general brigadier Roberto Dawe González, quienes junto con el teniente coronel Silvio Isidoro de Jesús Hernández Soto fueron arraigados 40 días a petición de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo).

El Presidente se sirvió de las fuerzas armadas

El presidente Calderón, indica el texto del militar, se sirvió de las fuerzas armadas para apoyarse en una lucha contra un enemigo muy poderoso. Ambos, el Presidente y el Ejército, han sufrido los embates de la reacción de sus hechos. Ambos deben resistir juntos las consecuencias de sus actos. De hacerlo así, ambos recibirán el reconocimiento de la historia; pero la historia puede cambiar, la historia puede condenarlos en vez de reconocerlos.

La detención y arraigo de los generales referidos, añade, es una acción orquestada que fue utilizada exitosamente para que esta batalla aparentemente haya sido ganada por  la delincuencia. El Ejército fue víctima al recibir un golpe certero en el lugar oportuno, o sea, en reconocidos generales; otro golpe certero en el momento oportuno, o sea en tiempos electorales y en las proximidades del final de la administración del presidente Calderón.

Cuestiona también que siendo un secreto a voces que gran cantidad de funcionarios civiles de alto nivel o sus familiares se encuentran bajo sospecha de estar involucrados con la delincuencia, no se ejercite acción legal alguna en su contra. 

¿Cómo no va surgir la duda sobre la acusación? si se sabe que el general Ángeles Dauahare goza del respeto, reconocimiento y estimación de quienes trabajaron con él; se sabe asimismo que vive en la llamada medianía juarista. Sobre el general Dawe y el teniente coronel, omito comentario, no por dudar de ellos, sino por no haberlos conocido. Sobre el general Escorcia puedo opinar mejor por ser de mi antigüedad en el Heroico Colegio Militar y por haber prestado nuestros servicios en la misma unidad al egresar como oficiales. Éste vive también en total armonía con el ideal juarista de la honrosa medianía.

Si a estas alturas se rompe la unidad –entre Calderón y el Ejército–, se desmoraliza a sus principales actores, y en suma se debilita el frente; entonces, la historia se escribirá de diferente manera: la delincuencia habrá logrado no sólo ganar una batalla, sino tal vez la guerra. La sangre de los caídos por parte de las fuerzas del orden se habrá vertido en vano.