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Jornada más mortífera desde la salida del ejército de EU; Bagdad, sacudida por estallidos

Oleada de atentados con bomba en Irak; más de 80 muertos

Chiítas, la mayoría de las víctimas; hay unos 300 heridos

El clérigo Moqtada Sadr pide al premier Nuri Maliki proteger a la población

La ONU y Washington condenan los ataques

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Devastación en Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad, tras varios bombazos simultáneosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de junio de 2012, p. 29

Bagdad, 13 de junio. Un total de 84 personas murieron y alrededor de 300 resultaron heridas durante una oleada de atentados con bomba hoy en distintas regiones de Irak; la mayoría de las víctimas eran peregrinos chiítas que acudían a una festividad religiosa en conmemoración de la muerte del imán Moussa Kadhim, descendiente del profeta Mahoma.

En lo que se considera la jornada más mortífera en este país desde la retirada de las tropas de ocupación estadunidenses en diciembre de 2011, se contabilizaron al menos 42 ataques con bombas, carros-bomba y en menor medida obuses de mortero y tiroteos en nueve ciudades y provincias, informaron las autoridades.

La policía dijo que diez zonas de Bagdad fueron sacudidas por bombazos, que afectaron principalmente a los feligreses chiítas. Asimismo, los atentados sembraron la desolación en Hilla, Kerbala, Azizia, Balad, Baquba (centro del país) y Kirkuk y Mosul (norte). De esos ataques, 18 fueron perpetrados con coches bomba, 18 con bombas y seis a mano armada.

El atentado más mortífero ocurrió en la ciudad de Hilla, en el centro de Irak, a 95 kilómetros de Bagdad, donde la explosión de dos coches bomba mató a 20 personas y dejó 51 heridos. En Bagdad, donde ocurrieron diez atentados, tres con coche bomba, hubo por lo menos 28 muertos y 53 heridos, según fuentes médicas.

Los militantes extremistas sunitas, que consideran herejes a los peregrinos chiítas, multiplicaron en el pasado los ataques contra ellos, sobre todo en las fiestas religiosas que siempre son multitudinarias. Así, los de este miércoles son los ataques más sangrientos desde que el 5 de enero una serie de atentados contra chiítas en Bagdad y la sureña ciudad de Nasiriya causaron la muerte de 68 personas.

El primer ministro Nuri Maliki, chiíta, advirtió de las consecuencias negativas que las diferencias políticas están acarreando en el ámbito de la seguridad.

A su vez, el bloque opositor Iraqiya, de mayoría sunita y en fuerte enfrentamiento con Maliki, lo instó a a asumir su responsabilidad de proteger la vida de los ciudadanos. El presidente del parlamento iraquí, Osama Nuyaifi, calificó lo ocurrido de intento de provocar un conflicto entre diferentes confesiones religiosas.

El clérigo chiíta, Moqtada Sadr, llamó al primer ministro Maliki a proteger a la población de la violencia sectaria. En el mismo tenor el presidente iraquí, el kurdo Jalal Talabani, fue otro de los que denunció los atentados y abogó por el antipartidismo, mientras legisladores de la comisión de seguridad alertaron ante nuevas tácticas usadas por los terroristas.

Las representaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Estados Unidos en el país árabe condenaron estos atentados.

Tener como blanco a civiles inocentes y a las fuerzas de seguridad es cobarde y criminal. Ofrecemos nuestras condolencias a las familias de las víctimas y apoyamos los esfuerzos del gobierno iraquí para llevar a los responsables ante la justicia, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

Esta serie de atentados coincide con la preparación en Bagdad del aniversario de la muerte de Moussa Kadhim, el séptimo de los 12 imanes venerados por los chiítas duodecimanos, mayoritarios en esta rama del islam, que este año se conmemora el 18 de junio.