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Subraya la importancia de atender a los pobres y los olvidados

En la homilía del Domingo de Ramos el Papa condena la sed de poder
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El papa Francisco en la plaza de San Pedro ayerFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de marzo de 2013, p. 28

Ciudad del Vaticano, 24 de marzo.

El papa Francisco condenó este domingo la sed de poder y la corrupción, durante la homilía de la misa del Domingo de Ramos, en la que reiteró que viajará a Brasil para presidir la Jornada Mundial de la Juventud en julio próximo.

Ante unas 100 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro, el pontífice abrió la Semana Santa católica con un sermón en el que invocó la sabiduría popular de su abuela para construir un mensaje en contra de la codicia y para subrayar la importancia de atender a los pobres y los olvidados.

Jorge Mario Bergoglio marcó nuevamente una diferencia en el discurso que manejaba su antecesor, Benedicto XVI, que solía apegarse más a los ritos y las tradiciones fastuosas de la institución eclesial, así como al lenguaje doctrinario.

No te lo puedes llevar, solía decir mi abuela, dijo Francisco en una breve improvisación durante su homilía, al hablar de los valores cristianos de la humildad y la sencillez, que formaron parte de la prédica de Jesús y que a su llegada a Jerusalén –cinco días antes de morir– lo hicieron notable y objeto de burlas, por no llegar acompañado de un séquito y de un ejército, símbolo de fuerza.

Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencia, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevar consigo, lo debe dejar. Mi abuela nos decía a los niños: el sudario no tiene bolsillos.

El mal promueve el amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación, remató el Papa argentino.

Insistió en que no debemos creer al maligno que nos dice: no puedes hacer nada contra la violencia, la corrupción, la injusticia, contra tus pecados. Jamás hemos de acostumbrarnos al mal.

Francisco celebrará la misa del Jueves Santo en una cárcel de menores ubicada en las afueras de Roma, en lugar de pronunciarla en uno de los grandes templos de Roma o en el Vaticano.

Durante la misa, el Papa argentino lavará los pies a algunos jóvenes detenidos, siguiendo una tradición que cumplía cuando era arzobispo de Buenos Aires.

De acuerdo con una nota del Vaticano, los demás ritos de la Semana Santa se desarrollarán según la tradición.