Cultura
Ver día anteriorDomingo 2 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Exhibe gráfica botánica y animal de acervos del siglo XVIII y XXI

Utopía y ruina naturalista, en Kunstkammer, de Jan Hendrix
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de junio de 2013, p. 6

Ir y venir entre la utopía de la naturaleza de finales del siglo XVIII y la constante destrucción de la misma en el XXI es el eje de Kunstkammer, exposición del artista Jan Hendrix (Maasbree, Holanda, 1949) que se presenta desde abril y hasta el 9 de junio en la Galería de Arte Mexicano (Gobernador Rafael Rebollar 43, colonia San Miguel Chapultepec).

El término Kunstkammer, o gabinete de curiosidades, viene de las colecciones –no nada más de plantas, también de fósiles, conchas, animales, huesos, etcétera– de los siglos XVII y XIX formadas por una serie de personajes ilustrados o viajeros que coleccionaban para el rey Jorge III o la emperatriz Josefina o Pedro El Grande o Catalina La Grande, explica Hendrix, radicado en México desde 1975, quien recibió el Águila Azteca el año pasado.

La exposición se integra por siete capítulos, de 50 paneles cada uno, que van desde plantas del valle de México, a partir de una investigación del artista sobre las plantas acuáticas de la zona (2010), hasta dibujos de la colección del herbario de Mr. Joseph Banks, del archivo del Museo de Historia Natural de Londres (1770-2013) y del archivo de la colección de algas recolectadas de la francesa Belle Île en Mer (1860-2012). Se trata de más de 200 piezas de esmalte sobre metal, escultura de formato grande y obra en papel.

De acuerdo con el entrevistado hay que recordar de dónde viene este material que hoy día se encuentra en museos de historia natural, así como en colecciones privadas: de “un asombro ante lo nunca visto. O sea, hay un asombro enorme en ese momento por descubrir, pero también un deseo de que el mundo mejore. Entonces, tienes la época de los ilustrados, los filósofos, los naturistas, los viajeros, las expediciones, los botánicos, los biólogos, los cartógrafos, etcétera.

Pero, al mismo tiempo, hay que pensar si fue tan positivo aquel momento, qué hemos hecho en el interín de todos estos años. En cuestión de botánica podrías tranquilamente decir que hemos sido capaces de destruir 80 por ciento de lo que recogimos. En la obra hay una reflexión de aquel momento y de hoy.

En la actualidad, el botánico fotografía sus especímenes: Lo que consideramos ilustraciones de plantas y vemos como algo decorativo era en realidad un método completamente científico para rescatar y guardar la imagen viva de la planta que se secaba y se guardaba en herbarios.

Sus realizadores eran unos súper artistas formados en este campo, eran especialistas que se dedicaban de lleno a este trabajo.

Hendrix siempre ha trabajado con el paisaje, pero en un principio era una visión tal vez más naif, infantil o romántica. Con el tiempo, asegura, uno se adentra más en la materia, resultando que la mirada se vuelve cada vez más crítica; se empiezan a detectar cosas que a lo mejor al principio no se veían. Recuerda que su primera impresión del paisaje mexicano fue de un asombro total; el primer paisajista que conoció fue José María Velasco.

Desde ese entonces, su mirada ha sido muy diferente: Mientras mi primera visita a la selva Lacandona me pareció el paraíso, la última mirada, años después, es de una crítica, porque es de una destrucción continua de un lugar que todavía tenía apariencias arcadianas. Entonces, hay una mirada que cada vez se vuelve más hasta política.

Su gusto por lo bello va a contracorriente con la actualidad, en que hay un gusto por una especie de nueva cultura de lo mal hecho. Justamente hoy día la belleza está muy mal vista dentro de las corrientes nuevas del arte contemporáneo.

¿Se busca lo feo? Hablamos de una población mayor en las ciudades. Vivimos en una ciudad de 20 millones de personas, entonces, obviamente, México tiene una buena dosis de artistas jóvenes que trabajan con temas en torno a la urbe.

También profesa un amor por lo bien hecho: Me considero de alguna manera el contemporáneo extemporáneo. Hay una dualidad o una esquizofrenia en mi cabeza que no permite que lo mal hecho entre a mi casa.