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Diego Herrera, ex tecladista de Caifanes, presentará Música en silencio en la Fonoteca

El silencio es poderoso y sanador; tiene gran influencia en nosotros

Compuse esas notas por las ganas de comunicarme con mi padre; entre mi dificultad para abrirme y la sordera que lo fue afectando, quise hacerle llegar mi mensaje, comenta en entrevista

 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de enero de 2014, p. a12

Si no hubiera silencio no habría música, dice el compositor y productor Diego Herrera, quien fue tecladista de la banda Caifanes.

Por años, el silencio ha sido para este creador como un guía metafísico que lo ha conducido por caminos introspectivos.

Herrera, quien lleva tatuado un signo de silencio –el de un octavo–, dice a La Jornada que es “un fan tremendo de éste... No sé explicarlo en pocas palabras, pero es una gran cosa. Es sanador y tiene influencia en nosotros. En lo personal, me gusta jugar con él, porque tiene un peso bestial. Es muy poderoso, por lo que lo practico mucho”.

Asegura que lo practica desde que estaba con Caifanes: se encerraba en el cuarto de la batería para estar aislado. Al no oír nada, comienzas a escuchar tu cuerpo. Hay tonos y ritmos que tiene el corazón. Es interesante no escuchar, porque eso te lleva a un lugar locochón, dice.

Medicina para el espíritu

De todos modos, la música está compuesta por sonidos y silencios que se intercalan, asegura.

Música en silencio es el nombre de su segundo disco como solista. Se trata de un viaje a su universo interno. Jornada que resultó ser medicina para su espíritu.

“La idea de estos sonidos (del disco Música en silencio) nació por las ganas de comunicarme con mi padre en sus últimos años de vida. Entre mi dificultad para abrirme y la sordera que poco a poco hacía en él más grande el silencio, compuse estas notas buscando hacerle llegar mi mensaje. Después, recapitulando en mi camino, me topé en la memoria con muchos otros hombres que sin saberlo, me habían dejado huella y sabiduría... Para todos ellos compuse estos sonidos”, reitera Herrera, quien presentará el álbum el próximo jueves en la Fonoteca Nacional.

El trabajo, con piezas que fundamentalmente incitan a la levitación, fue una fórmula curativa para él. Es una obra instrumental con 10 temas de atmósferas creadas a partir de las sonoridades y texturas del teclado del piano. Se acompañó en algunas por Alfonso André, en el cajón, y Enrique Toussaint, en el bajo.

Para crearlo requirió de muchos años, porque estaba implícito algo muy personal: la reconciliación de hombre a hombre.

Se refiere a la incomunicación que tuvo con su padre, quien fue perdiendo el oído antes de morir.

Todo comenzó con mi padre, que se enfermó y a quien quería trasmitir y agradecer antes de que se fuera. Empezó a perder el oído y yo no sabía si escuchaba, o qué escuchaba. Le quería decir: te quiero mucho, jefe, y que esas notas fueran una forma de decirlo. Al final tuve la oportunidad. Me escuchó antes de morir. Y eso fue muy sanador. Uno reniega de su papá, pero, eres lo que eres gracias a él. Era una parte pendiente que se iba deteriorando, pero al final nos comunicamos, comenta Diego, quien lanzó en 2006 su primer disco como solista: Sendero del lobo.

Foto
El silencio tiene un peso bestial, comenta Diego HerreraFoto cortesía del compositor

En el nuevo material es más que tangible el diálogo entre el piano de Herrera, sus sentimientos y el recuerdo de su papá.

Piezas como Hakim, Kauyumari, Wolf Walker, Matadeur, Tejón, Spirit Wolf, Eno, Rupesh, Mura y El príncipe, son las redenciones acústicas.

Incluso, volcarse sobre el piano para arrancarle notas fue novedoso para él, pero no desconocido. Relata: Mi abuela tenía un piano de cola enorme. Estaba prohibido tocarlo. No obstante, me imaginaba durmiendo debajo de él. Un día decidí que cuando fuera grande sería para mí. No sucedió así, porque ese gran instrumento me impone, pero al final fue lo que me hizo crear este disco, el cual comencé a planear hace como 30 años, y no porque no estuviera en el lugar, sino que no sabía cómo trasmitir esa parte mía que ni siquiera yo sabía que existía.

Colorida creatividad

Para llegar al sitio adecuado de la colorida creatividad, el músico tuvo que llevar una serie de terapias. Tuve que hacer muchos viajes de todo tipo, porque no era lo mismo que Caifanes, que también es mi rollo, y ha sido una bendición, pero este asunto era más íntimo, porque me tenía que mostrar en pelotas.

En el trabajo hay más dedicatorias que la de su padre. También está la de Eugenio Toussaint, a quien Herrera escuchaba cuando practicaba. Le dedicó el tema El príncipe.

Son espacios difíciles de tocar, porque son muy vulnerables, pero al mismo tiempo son los que te hacen sanar, te hacen sacar la mejor creatividad, afirma Herrera.

Agrega que con Música en silencio el mensaje se transmitió: un día me habló una señora que tenía problemas con su hijo; que no le hablaba, y que luego de escuchar el disco, lo hizo. Llega a quien tiene que llegar.

Diego Herrera tocará algunas piezas del álbum (acompañado de Alfonso André, en el cajón) este jueves 30 a las 19 horas, en la Fonoteca Nacional. Lo acompañará el crítico de música Ricardo Bravo.

La cita es en Francisco Sosa 383, en el barrio de Santa Catarina, en Coyoacán, a cuadra y media de las estaciones del Metro Viveros y Miguel A. de Quevedo.