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El neoyorquino Charles Wuorinen creó la música; es una historia típica del género, dice

Secreto en la montaña llegará mañana al teatro Real de Madrid en formato de ópera

No se trata de hablar de un amor gay, sino de una relación, que, en este caso, se expresa a través de la pasión entre dos hombres, comenta el compositor, autor de más de 260 obras

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“La importancia de la novela de Proulx reside en que un ‘gran amor’ lo sigue siendo a pesar de las convenciones sociales”, dice el director artístico de la ópera, el belga Gerard Mortier. En la imagen, Tom Randle y Daniel OkulichFoto tomada del sitio www.teatro-real.com
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de enero de 2014, p. a13

Madrid, 26 de enero.

Desde las montañas estadunidenses hasta un escenario de ópera: el trágico amor de los dos vaqueros de Secreto en la montaña, llevado al cine en 2005, llegará al teatro Real de Madrid en estreno mundial el 28 de enero.

El compositor estadunidense Charles Wuorinen, de 75 años – autor de más de 260 composiciones para orquestas, coros, percusiones, ballets– trabajó en estrecha colaboración con Annie Proulx, autora del relato Secreto en la montaña (Brokeback Mountain), publicado en 1997 por la revista The New Yorker antes de ser llevado a la gran pantalla por el taiwanés Ang Lee con una película, premiada con tres Óscar. La obra narra la tormentosa historia de amor entre dos jóvenes vaqueros estadunidenses, Jack y Ennis, que se conocen en 1963 en una región montañosa, magnífica pero hostil, de Wyoming.

Durante 20 años, ambos se amarán a escondidas, mientras construyen sendas familias basadas sobre una mentira.

Es una historia imposible, trágica, típica de la ópera: dos personas que quieren una relación prohibida en su sociedad, siendo además, una de ellas incapaz de aceptarse tal cual es, explica Wuorinen, quien viajó a Madrid para asistir a los ensayos.

Viven en una sociedad conservadora, aislada e ignorante, pero incluso más importante es que no ven futuro, añade el compositor, que pasó varios días en esta región, muy bella, pero también muy peligrosa.

En el ensayo general el sábado, la música de Wuorinen, amenazante a veces como un trueno o explotando en sonidos frenéticos, subraya la preocupación transmitida por la reconstrucción de un paisaje bañado por una luz crepuscular unida al terror de Ennis de verse descubierto.

Amante de las disonancias, rechaza las emociones fáciles

El compositor, amante de las disonancias, rechaza las emociones fáciles: La música, el texto, la puesta en escena, todo es anti-sentimental. No hay lugar para el sentimentalismo, es una manera demasiado fácil y cómoda de lograr una reacción del público, afirma.

Muy reservado al principio, el personaje de Ennis comienza con pocas palabras para ir evolucionando hasta la elocuencia de un último monólogo muy emotivo.

La tragedia que está en el corazón de esta obra es que Ennis sólo es capaz de expresarse y aceptarse una vez que muere Jack, cuando ya es demasiado tarde: lo ha perdido todo, subraya Charles Wuorinen.

“La importancia de la novela de Proulx reside en que un ‘gran amor’ lo sigue siendo a pesar de las convenciones sociales”, destacó el director artístico, el belga Gerard Mortier, que había pedido en 2008 su adaptación a la ópera al compositor y a Proulx, autora del libreto.

“Por eso programé su estreno mundial justo después de las representaciones de Tristán e Isolda. Tristán, Isolda, Jack, Ennis: ninguno de ellos entiende lo que le pasa, pero todos están dispuestos a morir por amor”, dice, antes del espectáculo, que se representará hasta el 11 de febrero en Madrid.

Sobre el escenario, dos hombres se besarán, se abrazarán y aparecerán en ropa interior en una cama en situaciones más explícitas que las de la película de Lee.

El neoyorquino Wuorinen asegura que no se trata de una obra militante en favor de los derechos de los homosexuales.

No se trata de hablar de un amor gay. Se trata de una relación, que, en este caso, se expresa a través de la pasión entre dos hombres, pero si esto puede ayudar, mejor, asegura.

Concebida en dos actos de dos horas, el libreto de Secreto en la montaña ha sido compuesto en inglés, con un lenguaje simple, en el que no faltan las palabrotas.

Conocido por ser más amantes de los clásicos y a menudo sorprendidos por las óperas de Gerard Mortier, los abonados más tradicionales del reatro Real podrían no apreciar mucho esta obra. Pero a Wuorinen no le importa contrariar a los oídos más ortodoxos, que ven la ópera como una forma artística en la que todo viene del siglo XIX, con gruesas mujeres que gritan sobre el escenario. No es mi problema, es el suyo.