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Los vidrieros de San Luis, seis años resistiendo
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l 26 de enero de 2008 la empresa Industria Vidriera del Potosí, filial de Grupo Modelo, despidió a más de 300 obreros de manera injustificada, como se ha venido probando en cada juicio laboral y trámites administrativos y hasta en procesos penales. La empresa multinacional argumentó una baja en sus ventas para reducir su plantilla laboral de aproximadamente 800 a 500 obreros. La caída en ventas fue parcial y breve, y cuando la empresa se repuso y creció aún más no recontrató a los despedidos.

Era una represalia. Dos años antes, en 2006, los trabajadores de esa empresa habían emprendido una lucha legal y política para democratizar su sindicato, lo cual quiere decir en este país, por lo general, sustraerse de las centrales sindicales corporativas oficialistas y del control patronal. Gobierno y patrón son el mismo cabrón, dicen los vidrieros desde entonces.

Pagaron cara la doble osadía, primero la de independizarse de la Confederación de Trabajadores de México, central sindical gobiernista por antonomasia, y segundo, la de desatarse del control patronal de una de las empresas más grandes en México. Peleaban entonces por su independencia sindical y por mejorar sus condiciones de trabajo. En la primera negociación contractual como sindicato independiente lograron un aumento inusitado en el país de hasta 35 por ciento en algunos puestos, de 19 por ciento en promedio para toda la plantilla de trabajadores. Los aumentos que negocia la CTM no rebasan nunca 6 por ciento, el salario mínimo sólo crece cerca de 4 por ciento por año.

Los vidrieros estaban demostrando que un sindicato democrático puede ser verdaderamente útil a la clase trabajadora, que puede conquistar contractualmente mejores condiciones de trabajo. Y esa demostración es desafiante para las autoridades del trabajo que prefieren la calma chicha de la conciliación, que pregonan la paz laboral como un triunfo per sé, y cuya misión parece ser anular los síntomas de combatividad obrera.

Antes del movimiento las condiciones laborales en la vidriera eran sumamente precarias: los trabajadores disponían de muy poco tiempo para comer; recibían tratos inhumanos de los supervisores; estaban expuestos a temperaturas de 1000° C necesaria para la fundición del vidrio, sin la protección debida, ni ropa especial ni medidas de seguridad en el trabajo; por la inhalación de polvos finos de la arena sílica con que se fábrica el vidrio padecían por lo común enfermedades respiratorias, y la comida que les proveía la fábrica diariamente era una Maruchan y un sobre de Kool-Aid.

La fábrica de vidrio producía mediante cuatro hornos, antes de los despidos, 5 millones de botellas diarias, que eran luego llenadas en la cervecera de Zacatecas para ser enviadas como producto de exportación a Estados Unidos y Canadá principalmente.

Los insumisos vidrieros cundieron un ejemplo de lucha, dignidad y logros laborales y sindicales en San Luis Potosí, trataban de paliar el gravísimo bajo nivel de salarios en San Luis Potosí. Las cámaras empresariales, el gobierno del estado, junto con la CTM, emprendieron una embestida mediática acusando a los sindicalistas independientes de ser células bolivarianas chavistas (según Ramón Pérez, secretario de organización de la CTM potosina), de contar con infiltrados rojos y desestabilizadores; Luis Lauro Ramírez, entonces presidente de la agrupación empresarial Industriales Potosinos, se manifestó por crear un frente para defender a los trabajadores de los activistas radicales. Los epítetos sobraron, como en los peores años de la guerra sucia.

Grupo Modelo era entonces propiedad mayoritaria de María Asunción Aramburuzabala, accionista de 16 por ciento en Televisa quien era esposa de Tony Garza, que era en ese momento embajador de Estados Unidos en México. Hoy la empresa es parte del corporativo trasnacional Anheuser-Busch InBev, principal vendedor de cerveza en el mundo. Por su parte, las autoridades laborales de los años recientes han ido propendiendo cada vez más a la representatividad patronal, hasta prácticamente confundirse sus intereses.

Es una lucha sumamente desigual como siempre que se enfrentan los obreros al gran poder del capital mundial, y los funcionarios gubernamentales que en la figura de autoridades del trabajo han admitido todos los incidentes procesales que ha promovido la empresa, por absurdos que parezcan, con tal de dilatar los juicios para tratar de desalentar a los demandantes. Es el mundo real, lejos del carísimo reloj del omiso secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete.

Aun así la batalla obrera ha dado ya sus primeros frutos, se ganó el primer juicio laboral a la empresa y se han ganado ya algunos procesos legales en otras materias, como en el ámbito penal, debido a que en San Luis Potosí es delito la retención ilegal de salarios y por esta vía se obtuvo el cobro de utilidades durante dos años. Y es muy probable que este 2014, después de seis años de resistencia y lucha obrera, los 33 vidrieros que aún tienen vigentes sus demandas sean reinstalados mediante laudo favorable que debe expedir la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.

El caso de los vidrieros de San Luis Potosí es ejemplar en muchos sentidos: evidencia la precarización del empleo industrial, aun antes de que se formalizara la flexibilidad de las relaciones de trabajo en la legislación mexicana; demuestra con mucha claridad el carácter patronal de las autoridades laborales, locales y federales, y su poca voluntad de impartir justicia en el trabajo; enseña que, a pesar de las adversidades, los obreros unidos todavía pueden democratizar sus sindicatos, pelear por mejores condiciones de vida y de trabajo.

Twitter: @guillerluevano

*Doctor en ciencias sociales y profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí