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El realizador recibió la Medalla Bellas Artes por sus 50 años de carrera y más de 40 títulos

El cine es espejo de ese público que lo ignora, afirma Arturo Ripstein

Hay ahora dos tipos de películas: las que se hacen pensando con el corazón, con las tripas o con los ojos, y las que se hacen pensando con la cartera, señaló

Rafael Tovar y de Teresa destacó el apoyo del gobierno federal al sector: en 2014 se destinarán más de mil 400 millones de pesos

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He hecho cine con terquedad, tesón y sin esperanza, dijo Arturo Ripstein al recibir la medalla en el Salón M. Ponce del Palacio de Bellas ArtesFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de febrero de 2014, p. a10

Unos lo odian, otros lo aman; algunos más lo adoran, como Patricia Reyes Spíndola, quien ha trabajado con él en unas 10 películas.

Con 50 años de carrera y más de 40 títulos, es un director que representa el ejemplo del cine mexicano de autor, ese que no tiene concesiones y que muestra a personajes reales y sórdidos de su tierra.

Es Arturo Ripstein, creador de películas como El castillo de la pureza, Cadena perpetua, El lugar sin límites, Principio y fin, Profundo carmesí y El evangelio de las maravillas, a quien se le entregó la Medalla Bellas Artes en reconocimiento a su carrera, en la sala Manuel M. Ponce del inmueble de mármol.

Es un realizador “que aflora sus demonios en sus películas y que no tolera accidentes en los sets”, por los cuales anduvo desde niño y adolescente, puesto que es hijo del reconocido productor Alfredo Ripstein.

Parte importante de su infancia y juventud transcurrió en sets de estudios cinematográficos, como los Churubusco, donde su padre filmaba, y donde desempeñó diversos oficios, el más importante de ellos.

Arturo Ripstein, nacido en la ciudad de México el 13 de diciembre de 1943 y quien a los 18 años fue asistente de Luis Buñuel en El ángel exterminador, profesa una disciplina casi militar en el plató, donde parece un neuras. Así lo calificó Reyes Spíndola en el texto que leyó, la noche del lunes en el Palacio de Bellas Artes, Paz Alicia Garcíadiego, quien es guionista de cabecera del realizador. Más bien: la voz de sus ojos, diría el cineasta.

Por primera vez a un cineasta

Es la primera vez que se otorga a un cineasta.

Desde hace muchos años, Ripstein hace cine con terquedad, con tesón y sin esperanza, dijo en su discurso.

Utilizó el podio para defender el cine que me gusta y que cada vez tiene menos opciones de sobrevivir. Ese que quiere y se empeña en ser arte y que no ha podido vencer la mirada condescendiente y despectiva de los mexicanos.

Se refiere a esa filmografía de mirada prístina que es relegada a los peores horarios de los cineplex o que a veces ni siquiera llega al estreno, o se le relega a la indiferencia, y que existe junto con el cine de éxito descomunal o que aspira a eso y que poco tiene que ver con el del que estoy hablando aquí, afirmó.

El director comentó que a veces es muy fácil confundir el éxito con el talento. Hay ahora dos tipos de cine: el que se hace pensando con el corazón, con las tripas o con los ojos, y el otro, que se hace pensando con la cartera.

Hay que recordar que en las películas, el arte se incluía sin querer, por lo que ahora sólo un puñado de películas pueden considerarse como arte. De hecho, “a más de 100 años de su existencia, el cine no forma parte del panteón de las artes. Ni siquiera del currículo de la educación básica. Para el gran público es sólo un entretenimiento. El auditorio asiste cuando quieren olvidarse de la medianía de sus días.

Las palabras de Ripstein llevan jiribilla. Esa tan ácida que penetra en el público que lo sigue a través de sus tomas, de sus planos y sus secuencias.

Apuntó: Hoy los mexicanos se enorgullecen de los logros de aquellos que se han ido del país buscando otros horizontes, otras realidades y mentes. Bien por ellos y los respeto, pero no es posible que ante el orgullo por el acta de nacimiento se contraponga aquello que nos retrata y refleja.

Dice que por su tierra hace y ama al cine, porque es la voz de mi gente, la que mi cámara convierte en celuloide. Yo hago cine y lo hago en la tierra en la que los míos eligieron para vivir.

“Por el abandono que ha sido relegado cierto cine mexicano –denuncia– hoy me siento contento porque por primera vez se entrega esta medalla a un cineasta. Me encantaría que el cine nacional se reivindicara con este reconocimiento. Espero que pueda significar un paso más en la búsqueda desesperada del mejor cine mexicano, que desde hace años padeció el divorcio con su sociedad”.

Abundó: El cine es espejo de ese público que lo ignora. Es hora de poner un alto al desprecio. Recojo esta medalla con el gozo del premio a mi carrera, porque también que a través de mí se le otorgue el reconocimiento a cierto cine mexicano.

Ripstein es un personaje que ha enseñado a actrices como Reyes Spíndola a tener respeto al texto y al personaje, así como a tener una disciplina casi militar.

Es un director que exige que sus tomas queden tal como las imaginó. Es un hombre polémico y selectivo, de sentido del humor negro, pero muy negro. Sin embargo, también es un hombre divertido y un gran conversador. Aunque más que eso: es un alguien que siempre ha hecho lo que ha querido desde el fondo de su alma, por eso, creo que es un judío guadalupano, dijo la histrión en voz de Paz Alicia.

Para el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, quien entregó la medalla, esta es una oportunidad de mostrar “el deseo de fortalecer nuestra industria respetando la libertad de expresión de sus creadores. Ripstein debutó en 1965 con Tiempo de morir, con guion de Gabriel García Márquez. Fue el comienzo de un cineasta que ahora es figura indispensable para explicar cinco décadas de cine nacional”.

El más sobresaliente de Iberoamérica

Rafael Tovar y de Teresa destacó el apoyo del gobierno federal al cine. Aseguró que durante 2014 se destinarán más de mil 400 millones de pesos a las instituciones del sector y a los mecanismos de apoyo a la producción. Esta inversión tiene el objetivo de otorgar mejores condiciones a las nuevas generaciones de cineastas y mayor presencia de las producciones entre el público.

El funcionario dijo que el propósito es que el cine mexicano se mantenga como el más destacado de Iberoamérica. Mencionó que durante 2013 el cine mexicano participó en 367 actos internacionales y obtuvo 118 premios a películas apoyadas por el Instituto Mexicano de Cinematografía.

Afirmó que durante 2014 se contará con 200 millones de pesos adicionales a los 500 que se tuvieron en 2013 en el renglón de estímulos fiscales al cine. De ellos, 50 millones se dedicarán a apoyar la distribución del cine mexicano en el país.

Comentó que se destinarán 70 millones más para la conclusión de dos obras fundamentales para la infraestructura y los servicios al cine: la Cineteca Nacional y los Estudios Churubusco, y 10 millones más para un nuevo proyecto: una escuela de guion en Morelia, como extensión del Centro de Capacitación Cinematográfica.

En la ceremonia también participaron María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, el editor Jorge Lebedev y el fotógrafo Alejandro Cantú.