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Utilizan georradar para analizar La unión de América Latina, de Roberto Montenegro

Por primera vez, restauran aquí un mural con tecnología de punta

Una grieta en la obra será reparada sin dañarla, expresa a La Jornada José Ortega, del INAH

Necesitamos equipo de tomografía infrarroja para estar a la vanguardia, dice otro investigador

 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de mayo de 2014, p. 3

La grieta que surca la parte izquierda del majestuoso mural La unión de América Latina, 1924, realizado por el artista Roberto Montenegro (Guadalajara, 1887-DF, 1968), podrá ser reparada gracias al análisis que se efectúa estos días con georradar y otros aparatos de resonancia magnética.

Es la primera vez en México que en un mural se usa tecnología de punta no invasiva para su restauración. En el proyecto laboran especialistas de los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) y de Antropología e Historia (INAH).

El mural se ubica en las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el Centro Histórico de la ciudad de México, en lo que fue el templo del Convento de Santa María de la Encarnación del Divino Verbo, construido entre 1639 y 1648.

En 1918 en ese espacio se clausuró el culto religioso y por instrucciones del entonces titular de la SEP, José Vasconcelos, fue habilitado para instalar ahí la Biblioteca Iberoamericana, como parte de su proyecto educativo, la que que se inauguró en 1924.

Después del terremoto de 1985, el edificio fue cerrado debido a fallas estructurales que obligaron a su recimentación. El acervo bibliográfico fue transferido a otras instituciones, su restauración quedó concluida en 1991, año en el que se acondicionó como Salón Hispanoamericano, donde los titulares de la SEP realizan sus actos y encuentros políticos más relevantes.

Gran patria latinoamericana

En el muro poniente, donde estaba el altar principal del templo, está el mural La unión de América Latina, (137.85 metros cuadrados). Simboliza una gran patria latinoamericana, síntesis filosófica del pensamiento vasconcelista, se explica en la página electrónica de la SEP.

Se nos pidió determinar la distribución y la profundidad de las fracturas. Se trata de una obra única. La opción de obtener la información requerida por los restauradores, sin necesidad de dañar el mural, con el georradar que es un método no destructivo, les encantó, señala José Ortega, investigador responsable del laboratorio de geofísica del INAH.

Luego de una semana de trabajos, se tiene un reporte en tercera dimensión, el cual muestra que la grieta no es profunda y no hay necesidad de una intervención drástica para corregirla. No tiene más de 15 centímetros de profundidad y no está involucrado el muro principal, añade en entrevista con La Jornada.

Es una gran noticia, interviene el restaurador José Caballero, quien explica que para la consolidación de la obra se procederá a realizar inyecciones locales controladas por secciones, lo cual llevará entre uno y dos meses.

El equipo que encabeza Caballero forma parte del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del INBA, que monitorea los murales que están en la SEP, los cuales permanecen estables, señala el especialista. Recientemente acaban de intervenir la obra de Siqueiros que se aprecia en las escalinatas centrales del recinto.

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Vista del mural La unión de América Latina, 1924, de Roberto Montenegro, obra que ocupa 137.85 metros cuadrados y será restaurada a partir de un método no destructivo, señala un especialista en geofísicaFoto Mónica Mateos

Un hallazgo de los estudios de Ortega fue la ubicación de oquedades detrás del mural de Montenegro, las cuales corresponderían a nichos tapiados, que datan de cuando el recinto fue iglesia.

“Otro dato que a los restauradores del INBA les pareció muy interesante es que determinamos que el muro tiene como máximo un metro de espesor, cuando ellos pensaban que era más ancho. También detectamos que el repellado sobre el cual trabajó el artista tiene máximo 15 centímetros.

“Esa información abre muchas perspectivas para el avance de la restauración de la pintura mural en México. Sin esta tecnología, lo tradicional es abrir para ver hasta dónde llegan las grietas. Con este método, no se lastimará la obra.

Determinamos que no se trata de una grieta estructural, no se está rompiendo el muro y detectamos zonas con pequeñas oquedades que se verán con precisión, en tercera dimensión, en los resultados que entregaremos a los especialistas del INBA; ellos decidirán si se rellenan o si afectan a la obra.

Estudios de resistividad eléctrica

El mural de Montenegro también fue sometido a estudios de tomografía de resistividad eléctrica, a cargo de Luis Ángel Villa, especialista del INAH.

“Cuando las condiciones de la superficie son buenas, como en este caso, que no hay mucha humedad, arcilla o sales que atenúen la señal, se obtienen resultados muy precisos. Nos metemos al alma de la piedra y de la obra: es como tener otros ojos que permiten ver qué hay dentro.

“Simplemente aplicamos por primera vez un método que se utiliza desde hace mucho tiempo en otras latitudes.

Hay proyectos de trabajar otros murales con problemas similares y que en algún momento pensaron que no había más alternativa que abrir donde se ven grietas. Ahora saben que eso se puede evitar.

El laboratorio a cargo de Ortega atiende solicitudes para hacer estudios en zonas arqueológicas, además de las peticiones del INBA, tenemos trabajo en todo el país, proyectos en el extranjero y con la Universidad Nacional Autónoma de México.

–¿Hace falta personal y equipo?

–Sí. Somos un país riquísimo en patrimonio cultural. Aun así estamos en avanzada, pero no sólo requerimos equipo humano. Hace falta equipo de tomografía infrarroja para hacer estudios preliminares y con el georradar afinar el análisis. Adquirirlo es el siguiente paso para estar a la vanguardia.