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La Jornada en Brasil 2014
Cosas del futbol

De cal y arena

U

n fogonazo de Lionel Messi, el considerado mejor jugador del mundo, tumbó a una digna Bosnia-Herzegovina en el minuto 64. Fue un destello que sólo él es capaz de ejecutar. Fue, por unos segundos, Messi en estado puro. Pero las estrellas argentinas no brillan y, por consiguiente, su selección dio ayer un juego que invita más a la preocupación que al optimismo. Messi parece sumido en una gran depresión. Ausente cual alma en pena, deambuló por la cancha porque nunca supo dónde estaba su lugar. El divo de Rosario está en crisis de identidad. Falta ver si ese gol ejerce efectos curativos.

Tampoco el Kun Agüero, segundo espada de la albiceleste, parece vivir en estado de gracia. Jugadores de excelencia le sobran a Argentina, y son jugadores que además entregan en la cancha más de lo que tienen. Su combatividad no tiene parangón, bueno, tiene uno; la selección de Alemania.

Tampoco los bosnios se entregaron, por eso fueron capaces de marcar faltando seis minutos para el pitazo final y poner así a Argentina al borde del infarto. No dio buena imagen la albiceleste. Ganaron, y gracias. Trabajaron su buena suerte y a duras penas sacaron adelante el primer partido. Será un Mundial muy exigente porque las altas temperaturas y la extrema humedad irán fundiendo las piernas de los futbolistas, ya al límite tras cumplir un extenuante calendario.

Ecuador y Honduras perdieron sin excusas. Desaparecieron del mapa las estrellas ecuatorianas, mientras los catrachos optaron por coser a patadas a una selección francesa que, para calibrarla, deberá medirse a mejores sinodales. No fueron partidos dignos de recordar.

Unos y otros mostraron demasiadas debilidades como para soñar en empresas mayores. De los catrachos se sabía que le tienen tomada la medida al Tri, y hasta ahí. Sus jugadores tienen una potencia remarcable, pero su técnica es asombrosamente pobre. Por eso recurrieron a las patadas, querían ver si por esa vía encogían a los orgullosos galos. Y como Karim Benzema no estaba para chistes malos, se echó el equipo al hombro y sepultó a Honduras.

Sí decepcionó Ecuador. Había muchas expectativas con esa selección formada por jugadores que mezclan muy bien potencia y habilidad. Todo quedó en agua de borrajas. Tampoco ayudó el planteamiento táctico del entrenador. Apostó por brincarse el centro del campo y ordenó lanzar pelotazos desde la defensa a la delantera. La mayor parte de ellos se perdieron por la línea de fondo y por las laterales. Fue incapaz de rectificar.

Réquiem adelantado para esas dos selecciones latinoamericanas.

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