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Segundo Informe de Gobierno

Desea éxito a Aureoles y Barbosa al frente del Congreso

Pide Peña ‘‘hacer realidad la revolución energética’’
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de septiembre de 2014, p. 6

Por segunda vez ante el país para dar cuenta del trabajo de su administración, el presidente Enrique Peña Nieto consideró llegado el momento de ‘‘hacer realidad la revolución energética’’ que permite la reforma a ese sector.

Resaltó de entrada la condición de madurez, civilidad política y normalidad democrática de México, en el hecho de que dos representantes de la izquierda conduzcan los trabajos de ambas cámaras del Congreso, y les deseó éxito.

El México actual no tiene miedo a cambiar ‘‘porque ya se atrevió a hacerlo y tiene la mirada puesta en el futuro’’, añadió el mandatario. Pidió entonces cambiar actitudes y mentalidad, pues debe quedar muy claro que ‘‘este no es el país de antes’’.

Sin embargo, el Presidente también aceptó la insuficiencia del crecimiento económico nacional a los niveles ‘‘que necesitan el país y su gente’’. Enseguida, frente a más de mil 200 invitados, ubicó tal insuficiencia en el desarrollo como un reto que no es nuevo.

Alcanzarlo de manera sostenida y sustentable ‘‘ha sido nuestro principal desafío económico durante décadas’’, y para llegar a tal meta se exigía un cambio de rumbo y ‘‘transformaciones de fondo’’. Con ese argumento respaldó el impulso de este gobierno a los 11 cambios legislativos estructurales ya aprobados.

Reformar no es sencillo, reflexionó Peña Nieto. Enseguida hizo una una larga enumeración de los significados de esa acción: pensar de manera distinta; tomar decisiones y asumir costos; romper ataduras; sentar las bases para un mejor futuro, atreverse a cambiar y transformar.

Y en concreto –aseguró– eso se hizo con la reforma energética. ‘‘México decidió no resignarse’’ y ahora mejorará la calidad de vida de la población, las industrias de todos tamaños generarán más empleos al acceder, porque ya no pagarán más cara la energía que sus competidores.

Para reivindicar los cambios en el sector, el Presidente añadió que el país no tiene por qué producir electricidad con combustibles caros y contaminantes; la industria no tiene por qué detener su producción por falta de gas natural, cuando el país lo tiene en abundancia; la producción de petróleo no tiene por qué seguir cayendo, ni el campo mexicano continuar con la importación de fertilizantes caros, cuando aquí pueden producirse. ‘‘La reforma energética nos da las herramientas necesarias para transformar esa realidad’’, porfió.

En la parte final de un discurso de una hora 28 minutos, el jefe del Ejecutivo aseguró: ese cambio al modelo energético significará ‘‘un antes y un después’’ para México.

Enumeró los pasos acometidos desde las primeras semanas para aplicar los cambios en la legislación y para los cuales ‘‘las instituciones del sector tendrán que ser fuertes, profesionales, eficaces y transparentes. Se tendrán que realizar licitaciones públicas con apego a los más altos estándares mundiales, asegurando que en todas ellas prevalezca el interés de la nación mexicana’’.

Flanqueado por los titulares de los poderes Legislativo y Judicial; por los integrantes de su gabinete, y los gobernadores del país, de nuevo justificó su activismo reformador. Comparó así al México de instituciones fuertes, estabilidad macroeconómica y apertura al mundo con el panorama de ‘‘rezagos de décadas y serias limitaciones para el desarrollo que minaban la calidad de vida de los mexicanos’’.

Entonces, y como parte de un ‘‘anhelo colectivo’’, dijo, se signó el Pacto por México para mover y transformar al país. Ese proceso ‘‘no fue sencillo; debieron superarse múltiples dificultades, intereses y diferencias’’. Ahora, anticipó, al poner en práctica las reformas, ‘‘sus efectos, resultados y beneficios comenzarán a verse y a sentirse en todo el territorio nacional’’.

El jefe del Ejecutivo acudió, casi para cerrar, al lema de la propaganda oficial al asegurar que México se mueve hacia la paz, la inclusión, la educación de calidad, un mayor liderazgo global y la prosperidad. El país se transforma en democracia ‘‘a partir del diálogo y los acuerdos’’.

Llamó finalmente a la población a no marginarse y a asumir responsabilidades con un cambio más profundo y exigente. ‘‘Lo que se requiere es querer a México y trabajar por él con convicciones y principios firmes’’, concluyó.