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Juan Carlos Roldán presenta la puesta El globo flotando en el Foro La Gruta

En cine, la muerte es un tema manido; en teatro, un hecho vivo

Por ser un tópico insoslayable, hay que hablar de él a los niños como el final de un ciclo, plantea el director

La obra es una mezcla de muchas cosas, como la redención y la culpa, de recuerdos de felicidad, comentó el actor Fernando Canek

Se monta los domingos hasta el 21 de diciembre

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El texto original de la obra es de Alberto Rojas Apel y no estaba dirigido a los niños, explicó el dramaturgo en entrevistaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de octubre de 2014, p. 8

Nadie está preparado para la muerte; cuando llega es por fatalidad y los que quisieron al ya difunto sufren la ausencia y comienza el duelo, lo cual es parte de la trama de la obra de teatro El globo flotando, de Alberto Rojas Apel, con adaptación y dirección de Juan Carlos Roldán, que se presenta los domingos, a las 13 horas, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

En la función pasada, algunos asistentes lloraron al ser tocados por la historia.

La puesta es presentada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), por conducto del Centro Cultural Helénico y la Compañía Teatral El Espejo; cuenta con las actuaciones de Sofía Beatriz López, Fernando Canek y Víctor Reyes.

Grosso modo, una reflexión es la siguiente: generalmente no estamos preparados para la pérdida y la muerte es un tema al que se le rehúye. La muerte es el final de un ciclo, el de la vida. También implica trascendencia,

Roldán expresa que le ha tocado despedirse de mucha gente a lo largo de su vida, como seguramente me tocará despedirme de otras tantas... Por tanto, el personaje que se va en esta obra es un homenaje a todas esas personas que han hecho de mi vida algo hermoso. Un ir y venir de sonrisas, de lágrimas, de recuerdos, de experiencias. No es una despedida; es un agradecimiento por ser parte de este viaje llamado vida.

Un ciclo y la cúspide

Actúa un ser infantil, con una máscara que hace referencia a cualquiera de los ausentes para cada uno del público. En entrevista, Roldán dijo: Conocí esta obra hace nueve años, cuando tuve la oportunidad de ir de gira con otra puesta a Argentina. Desde que conocí el texto me maravilló y me dije que en algún momento lo iba a montar.

En el cine el tema es manido y en el teatro, sobre todo para niños, no se queda atrás. Me remito a mi edad de ocho años, cuando me encontré con la muerte de mi abuelo e incluso me la escondieron mucho. Me hubiera encantado que alguien me explicara qué pasaba. Me planteé la pregunta: ¿por qué no mostrar algo a los niños por medio del teatro? Hay que hablarles de algo que a final de cuentas es un ciclo. La vida es un ciclo y la muerte es su fin. La muerte es la cúspide de la vida y es importante hacer saber a los niños que hay ciclos y que todo, en un momento, se acaba.

La idea generalizada es que los hijos deben enterrar a los padres, pero muchas veces es al revés. En español no hay una palabra para referir la susencia del hijo, como sí existe para los huérfanos o viudos. Es mucho el dolor. Eso pasa en El globo flotando.

“En la función, el efecto en el público se traduce en llanto, pues muere el personaje del niño. Yo busqué ese efecto. Me comentaban que es un tema muy fuerte para los niños, pero yo respondo que en realidad no es fuerte, porque durante toda la obra el niño se la pasa jugando. Está muerto, pero está jugando. El papá se presta a este juego y juega con él.

Para mí, el teatro es una responsabilidad. Cualquier tópico que se aborde es una responsabilidad y nada debe manejarse a la ligera. En el cine se ha tratado el tema de muchas maneras, pero ¿por qué no involucrar a los niños en la plática, en la reflexión? En el cine de Disney hay ausencias muy fuerte, como cuando muere la madre de Bambi o la de Dumbo. Es cruel. Eso es de lo más arriesgado que ha hecho Disney, pero en el teatro es un hecho vivo.

Aclaró que el texto original de Alberto Rojas Apel no estaba tan enfocado a los niños. “Desde que la vi me planteé que había que hacerla para los pequeños. Le di un giro y comenté al autor esta idea. Me dio libertad y mucho de lo que él trata apenas lo cita, pero no desarrolla; yo sí lo profundicé.

El papá intenta despedirse de buena manera de su hijo, porque la última vez que lo vio estaba de espaldas, enojado, porque lo alejó de su globo. Ahora quiere despedirse bien, con el globo volando. El globo flota. Para aprender a volar hay que soltar el globo.

Otras pérdidas

Juan Carlos aún no tiene hijos, pero sí una relación estrecha con animales, por lo que incluye como personaje a un gato. “Perder una mascota es terrible. Mi perro Rocky se perdió cuando yo era muy niño y lloré mucho. Nadie me explicó qué pasaba. Hay niños que me han hecho comentarios. Hace una semana un pequeño de las primeras filas estaba llorando y llorando. La mamá también. Me dieron las gracias, porque se dieron cuenta de que es importante la relación en vida, que es fundamental escuchar a los hijos. El papá no escucha a su hijo y viceversa. Los juegos que tenían se rompen. El hijo toma su primera decisión y le cuesta la vida. El vive con el peso de la separación de sus padres. Justo por eso papá e hijo van a un centro comercial todos los jueves, para divertirse. La falta de comunicación aleja.

“Quiero mostrar lo efímera que es la vida y que hay que disfrutar del presente. Los homenajes post mortem... bueno, es mejor querer y demostrarlo en vida.

“La muerte es un tema insoslayable y hay que hablar de ella para prepararse.

“En este montaje digo a mi abuelo: gracias; a mi prima Karina, gracias; a mi primer director de teatro, Ulises Landazuri, que murió hace dos años, igual... Es mi primer montaje para niños. Es una obra para mí, para Juan Carlos Roldán, cuando tenía ocho años, a quien no le explicaron por qué se fueron su perro Rocky y su abuelo.”

Por su parte, Fernando Canek, quien hace el papel del papá de Eloy, subrayó en entrevista que la ausencia del hijo es el dolor más grande que puedan sufrir unos progenitores. “La obra es emotiva en muchos sentidos. La cultura mexicana tiene una relación muy estrecha con la muerte, pero se aleja el tema en lo cotidiano; tiene que ver con las creencias religiosas. Todos compartimos esa pena, porque la vamos a sufrir algún día. La muerte tiene que ser una celebración, más que un duelo. Debemos honrar la memoria de los que quisimos y El globo flotando logra ese momento de sublimación, donde el paso de este niño afectó al papá de manera positiva. Hay una conexión final gracias a los juegos que creó el niño con él.

“El público se conmueve; muchos padres se reflejan en la imagen de ogro que los hijos pueden tener de ellos. La emoción está a flor de piel.

“Una niñita se acercó para que yo la saludara porque el gigante la había impresionado. Ese gigante soy yo, el papá. Esa pequeña encontró en mi personaje un reflejo de su padre. Comprendió cómo se sentía él. Ambos sentían la pérdida. El globo flotando es una mezcla de muchas cosas, como la redención y la culpa, de recuerdos de felicidad. Es un globo aerostático, más que convencional.”

Van cuatro funciones y faltan nueve para cerrar la temporada, hasta el 21 de diciembre, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico (Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn). Teléfono: 4155 0919; helenico.gob.mx