San Cristóbal de Las Casas, Chis.

Al concluir una reunión de tres días, obispos de México afirmaron que el Plan Frontera Sur, que el gobierno federal puso en marcha el año pasado, no ha reducido el número de migrantes que se internan en México para tratar de llegar a Estados Unidos en busca de trabajo.

En rueda de prensa en Tapachula, a la cual no asistieron los obispos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua –quienes sí participaron en el encuentro–, agregaron que el plan ha provocado que los migrantes se dispersen por zonas que antes no transitaban.

Óscar Armando Campos Contreras, obispo de Tehuantepec, Oaxaca, dijo que el flujo de migrantes continúa, ya no en el tren, sino buscando otros caminos. Es como el agua, cuando le ponen un dique, busca por dónde pasar porque la migración es un fenómeno que se da por distintas causas, como la pobreza.

Acompañado por otros prelados, sostuvo que la única manera de poner un dique al flujo de migrantes es generando empleos justos en los lugares de origen, creando mejores condiciones de seguridad para la sociedad y transformando la realidad social de esos lugares.

En el documento titulado No a la indiferencia ante el drama de la migración, que no firmaron los obispos centroamericanos, el resto de los asistentes a la reunión pidieron al gobierno de Estados Unidos la aprobación de leyes justas para aceptar a los migrantes, ya que, dijeron, se beneficia por la mano de obra de los indocumentados.

En el texto, leído por Guillermo Ortiz Mondragón, obispo responsable de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana, también pidieron al gobierno de Enrique Peña Nieto que garantice la seguridad de las personas en tránsito y no se sujete a intereses políticos externos.

Reiteraron que las políticas para sobre el tema de migración deben regirse por los valores y principios de solidad y respeto a la vida y la dignidad humana consagrados en la Constitución.