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Presentan La sombra del mundo, la novela más reciente del autor israelí

Nir Baram pone en aprietos al lector; hay personajes muy destructores, dice
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de junio de 2015, p. 8

La literatura debe constituir un desafío, no sólo ser una diversión, porque de otro modo pierde terreno ante las series de televisión, un pasatiempo de todo mundo, incluso, mis amigos, expresa el escritor israelí Nir Baram (Jerusalén, 1976). Así que, si uno quiere competir, tiene que ofrecer otra cosa.

El exitoso autor de obras como Las buenas personas (Alfaguara, 2013), la primera novela israelí sobre la Segunda Guerra Mundial, está en México para promocionar su más reciente entrega, La sombra del mundo (Alfaguara, 2015), que pone en aprietos al lector porque éste debe decidir en cuáles personajes confiar.

La sombra del mundo es una obra “muy complicada en cuanto a ideas. La vi como una novela de aventuras de época, pero también como una de ideas. El lector es alimentado con ideas provenientes de fuerzas contradictorias, por ejemplo, el capitalismo y sus detractores. Sin embargo, la novela imprime a sus voces la misma pasión, lo que coloca al lector en una posición difícil.

El lector necesita juzgar por sí mismo en quién confía, porque a veces le simpatizan personajes encantadores o carismáticos, pero que ejercen mucha destrucción en el mundo. Es una novela que no le da una sola explicación de todo, sino que abre un panorama de posibilidades, explica a La Jornada.

La sombra..., según su autor, se trata de una investigación en proceso de las fronteras de la conciencia humana, que comenzó con The remaker of dreams (2006), sobre la memoria, la imaginación y los sueños.

La indagación continuó con Las buenas personas y la conciencia de lo ético en el ser humano.

Rompimiento con el realismo

Aunque Baram no se identifica con ningún movimiento literario en particular, admite compartir con sus colegas israelíes el rompimiento con la tradición del realismo, popular en los años 70, 80 y tal vez 90 del siglo pasado, cuando la novela siempre estaba obsesionada con la historia israelí, es decir, guerras, desierto, camellos y Tel Aviv. Eso lo atribuye a una demanda externa, comparable, de acuerdo con algunos escritores latinoamericanos que conoce, con la mirada de Occidente sobre esa región.

El rompimiento de Baram no fue consciente: “Jamás me gustó la literatura realista burguesa –sí le agrada Flaubert–, que me parece clasemediera, sin ideas ni preguntas acerca del mundo, sólo sobre Israel como el centro del río”.

Si le gusta Balzac es porque éste trató el encuentro entre el individuo y el mundo: Siempre hay un mundo afuera. No es simplemente un esposo y una esposa que caminan por una calle de Haifa tratando de comprender por qué su nuera dejó a su hijo. Por cierto, el encuentro con el mundo es muy diferente en un régimen totalitario o uno democrático.

Cuando Nir Baram empezó a escribir La sombra del mundo se dio cuenta de que muchas personas de su generación sostienen una división entre la creencia política y su ocupación. Por la mañana sirven a las fuerzas del capitalismo y por la noche escriben libros en contra, sin problema alguno. En la generación de mi padre no podías trabajar para IBM y ser militante del Partido Socialista, porque existía la idea de que tu modo de vida y creencia política deberían enlazarse hasta cierto grado.

El libro La sombra del mundo será presentado hoy por Maruan Soto Antaki y Jorge Volpi a las 19 horas en la librería Rosario Castellanos (Tamaulipas 202, colonia Condesa).