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Novela de Beatriz Rivas, Eileen Truax y Armando Vega-Gil

En Fecha de caducidad, sobre los matices del amor, se coló el dolor de Ayotzinapa
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de noviembre de 2015, p. 8

Una novelista experimentada, un músico dado al extravío y una periodista entrona (así se definen ellos) se encuentran una tarde cualquiera en los muros del Facebook. Intercambian frases e ideas respecto de la fecha de caducidad del amor y, de pronto, se encienden las ganas de escribir entre los tres una novela.

Beatriz Rivas, la novelista; Eileen Truax, la periodista, y Armando Vega-Gil, el músico, son los autores de Fecha de caducidad (Alfaguara), relato de ficción que, no obstante, tomó de la realidad varios elementos, pues fue escrito a la par que en México acontecía la información sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

En las páginas de la novela, que no sólo aborda las formas y matices del amor en nuestros días, se coló el dolor y horror que muchas personas cargan en el alma a raíz de los sucesos de Iguala.

No se trata precisamente de un cadáver exquisito (técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes), pues en éste se deja todo al azar y la persona que escribe sólo conoce la última línea del párrafo anterior. Aquí todos conocíamos exactamente en qué iba el relato a cada momento. Beatriz lanzó el primer capítulo, que es una carta a Ágata, una de las dos mujeres que protagonizan un triángulo amoroso. Nosotros empezamos a responder y se dio la dinámica de que quien escribía marcaba un poco la línea de la historia y las características del personaje de sus compañeros, explica Truax en entrevista con La Jornada.

Cuando empezamos la novela no sabíamos hacia dónde íbamos y mucho menos que se iba a mezclar lo de Ayotzinapa, pues cuando iniciamos aún no sucedía. De pronto, ocurre en septiembre de 2014 la noche de Iguala y no podemos dejarlo de lado, ni como personas ni como escritores, porque estábamos escribiendo una novela sobre tres personajes que viven en el México de hoy, continúa Rivas.

La noche de Iguala se filtró

Ayotzinapa, insiste, se filtró sin la intención de hacer la primera novela sobre el tema, pero entró porque es algo que nos importa, concierne y preocupa. Cada quien plasmó su punto de vista: una habla de las marchas, hay otra que es menos politizada, pero ahí están ambas.

Eileen considera que si dentro de dos años trataran de recrear los tiempos que se viven en México no podrían, no resultaría ni tan auténtico ni tan intenso. Por ejemplo, cuando ocurrió la primera acción global por Ayotzinapa fui a la marcha en Los Ángeles, California, y viví esa indignación. Me pareció que no obstante la diferencia entre el personaje que yo construía para la novela y mi vida, Ágata debía contar lo que vi en esa marcha, por congruencia y porque todo lo ocurrido ahí reflejaba también sus inquietudes.

La periodista puntualiza que, en esencia, Fecha de caducidad es una historia de amor en la cual los tres personajes se enamoran, como cualquiera, de manera egoísta, llenos de individualismo y hedonismo, pero sin sustraerse de una realidad social que los atraviesa todo el tiempo. Nos pasó como autores, les pasó a los personajes y es algo que le ocurre a cualquier mexicano. Por eso estoy segura de que cualquier lector va encontrar algo en este libro que lo refleja.

Vega-Gil señala que al principio de la escritura “íbamos a ciegas, porque no sabíamos en qué terminaría. Nos dejábamos llevar y, como los personajes los escribíamos al vuelo, obviamente los empapó la realidad.

Las novelas son así, mágicas, porque hay temas argumentales que ocurren en la vida cotidiana, que luego afectan el relato. El personaje que me tocó construir, Mateo, tiene algo roto en su interior, tiene premoniciones; cuando pensaba dejar de lado eso, la realidad se nos metió.