Cultura
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Vox Libris
Memoria vs olvido
 
Periódico La Jornada
Domingo 25 de septiembre de 2016, p. a16

La historia de la cultura es de serie negra, enuncia Manuel Rivas (A Coruña, 1957) en su libro El último día de Terranova.

El asedio a una librería, fundada por una familia, coloca a ese territorio de la memoria y las aspiraciones de libertad, en liquidación total, final.

Un espacio habitado por libros y más libros, huéspedes de Terranova, enfrenta innúmeras vicisitudes para sortear las andanadas de los especuladores inmobiliarios que buscan suprimir ese sitio de encuentro, asilo, refugio y resquicio para ensanchar los horizontes humanos.

En el escaparate se lee: Liquidación final de existencias por cierre inminente.

Son tiempos en que progresa la ignorancia, cuando el mundo se hunde como una balsa de náufragos y persiste la necesidad impostergable de limpiar el país del miedo y de la ignorancia. Y aunque ¡Terranova podría existir sin libros, carajo!, tenía los días contados.

La lucha por preservar ese patrimonio pasa por propinar una derrota a la estupidez, reventar la ley del silencio, impedir el desalojo de las almas, el abaratamiento del cerebro, la pérdida de oxígeno.

El imperio del vacío y de la injusticia cercan a las personas empeñadas en ejercer la libertad.

La librería enfrenta un proceso judicial, el deshaucio parece inminente, al que se suma un siniestro. El humo de Terranova había despertado la alarma en la calle Atlantis. Se oían voces. Gente que se asomaba a las ventanas. Se acercaba el ulular de la primera sirena.

No fue un atentado ni una represalia. La operación tenía un objetivo claro. Se trataba de provocar un incendio y de que el edificio tuviese que ser desalojado de inmediato y declarado en ruinas. No sólo quedaría despejado el espacio, sino destruida la propia arquitectura a conservar. Menos gastos para la nueva construcción. La estrategia del abaratamiento. De vidas, de materiales.

Luego de ese incidente, el juicio de desahucio de Terranova quedó paralizado.

A la incertidumbre por el destino de ese espacio, se suma una incursión policial.

“¿Qué está pasando, inspector?, pregunta la dueña de la librería.

“El establecimiento está cerrado, señora. Vamos a proceder a un registro.

“¿En qué país estamos? ¡Usted no puede cerrar una librería!

Cuando se sospecha que en la librería hay un terrorista, sí.

Asimismo, en esa historia de Manuel Rivas los tentáculos de la dictadura argentina llegan hasta Europa, donde el Imperio del Vacío se regodea en contraste con los esfuerzos por remontar el miedo y la ignorancia.

La ley de arrendamiento está hecha para los propietarios, faltaba más que regatear pleitesía a tan sacrosanto derecho elevado a valor universal.

En tales circunstancias no era fácil avanzar en la verdad.

La persecución contra las personas y los libros a manos de esbirros del establishment hace inevitable omitir que el Santo Oficio, uno de los más poderosos y eficaces servicios secretos de toda la historia, es el gran precedente de las operaciones criminales puestas en marcha por los estados totalitarios en el siglo XX, y no sólo en esa centuria.

La escritura –señala el narrador– también se creó para decir lo que no se puede decir.

Al respecto, conviene citar al escritor mexicano Salvador Elizondo (1932-2006), quien en su novela Farabeuf, reflexiona: “¿Hay algo más tenaz que la memoria?

“(…) En efecto, existe algo más tenaz que la memoria –pensó–: el olvido.”

Luego de la lectura de El último día de Terranova, queda un colorario: A ver quién anda hoy por la Línea del Horizonte.

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Título: El último día de Terranova

Autor: Manuel Rivas

Traducción: María Dolores Torres París

Editorial: Alfaguara

Número de páginas: 275

Romper la atadura

Libertad, democracia y derechos humanos deberían articular la existencia de nuestra especie.

Sin embargo, a lo largo de la historia y en diversas sociedades la opresión, la dictadura y el avasallamiento de la dignidad humana han sido su correlato.

Vivir y ejercer la libertad con frecuencia enfrenta escollos, como la ignorancia, el olvido, el sufrimiento, la alienación y el desarraigo.

Por ello el filósofo John Gray (Gran Bretaña, 1948) sugiere una aproximación al tema y recurre al símil de la libertad de las personas y la libertad de las marionetas.

Mediante el análisis de varias doctrinas, entre éstas el gnosticismo (búsqueda de un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas, según el Diccionario de la Real Academia Española), sostiene que tras los bastidores, alguien ha de tener el control.

En su libro El alma de las marionetas, escribe: La fragilidad de la civilización es testimonio del sueño perenne de tener una vida sin restricciones.

El ser humano está preocupado por decidir cómo vivir. En contraste, un títere no posee alma y no puede saber que no es libre, postula John Gray.

Entonces, la vida de la marioneta aparece como un envidiable estado de libertad.

En Recuerdos de la casa de los muertos, Fedor Mijailovich Dostoievski (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) escribió: Un ser que se acostumbra a todo; ésta es, me parece, la mejor definición que se pueda dar del hombre.

Al respecto, Gray señala: “En lugar de intentar escapar a la violencia, los seres humanos más bien se acostumbran a ella.

El animal humano pronto aprende a vivir con la violencia y pronto encuentra satisfacción en ella, ejemplifica.

Por otra parte, opina que la nueva tecnología permite la abolición de la intimidad.

El control al que nos someten los avances tecnológicos casi ubicuo surge del declive de las sociedades cohesivas que se ha producido junto con la creciente demanda de libertad individual.

Si la humanidad fuese aprisionada en un panóptico virtual podría parecer la invasión definitiva de la libertad.

Las reflexiones de Gray sobre los límites y las contradicciones al momento de definir qué es la libertad involucran a los mexicas. “En el pensamiento azteca –escribe–, los seres humanos no vienen al mundo como seres que funcionan plenamente. Son títeres medio acabados de los dioses y deben construirse su propia identidad, pero no eligiendo quién o qué serán. Sus ‘rostros’ surgen en interacciones con un mundo que jamás pueden controlar ni comprender”.

Como la libertad a veces resulta inasible entonces, sentencia el pensador, sólo puede alcanzarse dentro de cada persona.

En ese ámbito sería deseable que los individuos pudiesen exclamar, como hizo Hermann Hesse (1877-1962): ¡La atadura se ha roto, el pájaro es libre!

Título: El alma de las marionetas: un breve estudio sobre la libertad del ser humano

Autor: John Gray

Traducción: Carme Camps

Editorial: Sexto Piso-

Universidad Autónoma de Aguascalientes

Número de páginas: 143