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La capital húngara posee, además, tecnología avanzada

Budapest, segunda plataforma europea del cine gracias a los incentivos fiscales
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de enero de 2017, p. a10

Budapest.

Ryan Gosling, Tom Hanks, Harrison Ford... cruzarse con estrellas de cine es algo banal en Budapest, convertida en un Hollywood europeo gracias a los incentivos fiscales e instalaciones de alta tecnología puestos en marcha por el gobierno para atraer los sets de filmación.

Harrison Ford elige su bicicleta en una tienda especializada de la capital, Hugh Jackmann es fotografiado mientras sale a correr, Tom Hanks proclama su admiración por la capital húngara, la ciudad más linda después de San Francisco: Budapest y sus habitantes han tenido este año unos embajadores de lujo.

El más reciente a la fecha es Ryan Gosling, a quien la revista estadunidense GQ dedicó en diciembre un reportaje fotográfico sobre los cinco meses de rodaje de la secuela de Blade Runner en uno de los estudios de la capital.

La felicidad de las autoridades húngaras hubierra sido total si el actor, poco al tanto de las sutilezas políticas locales, no hubiera posado en una de las fotos mostrando el diario Magyar Nemzet, propiedad del peor enemigo del primer ministro Viktor Orban, hasta el punto de que el canal oficialista TV2 difundió la foto con el título del diario borroso.

TV2 es propiedad del empresario Andy Vajna, cercano a Orban, y también la figura más prominente del país en materia de industria del cine y artífice de su éxito con los productores internacionales.

Pionero

En la competencia despiadada entre capitales europeas para atraer a cineastas en busca de locaciones, Hungría fue de los primeros países del ex bloque comunista en adoptar, en 2004, un sistema muy ventajoso de incentivos fiscales y subvenciones, que se perfeccionó con el tiempo.

Hoy día, el dispositivo es uno de los más competitivos del continente y ofrece un rembolso de 25 por ciento de los costos asumidos por las producciones extranjeras, que junto con las húngaras inyectaron al país 271 millones de euros en 2016, contra 105 millones en 2011, según el gobierno.

El sector de la producción contribuye en 0.15 por ciento al PIB húngaro, el porcentaje más elevado en Europa, explicó Agnes Havas, directora del Fondo Nacional del Filme, creado en 2011 por Vajna para respaldar la industria cinematográfica del país.

Productor de Rambo y Terminator, Vajna hizo su carrera en Estados Unidos. Desde su regreso al país, es la figura clave del cine y fue nombrado por Viktor Orban comisario húngaro del filme.

Además, fue uno de los accionistas que crearon el estudio de filmación Korda, uno de los dos dotados de alta tecnología que abrieron sus puertas en Budapest en 2000.

En estas instalaciones ultramodernas rodeadas de viñedos, a unos 20 kilómetros del centro de la capital, se rodaron películas como Hellboy y Marte (Misión Rescate, con escenografía que incluía 4 mil toneladas de tierra para simular el planeta rojo.

Gracias a esas instalaciones, a los incentivos fiscales y a mano de obra experimentada y barata, Budapest es la segunda plataforma europea de filmación después de Londres, y apenas estamos a 75 por ciento de nuestra capacidad, aseguró Daniel Kresmery, responsable de producción y desarrollo de los estudios Korda.

El sector cinematográfico de Hungría está integrado por un centenar de empresas y emplea cerca de 4 mil personas, sin contar los ingresos que deja el turismo.

Los cineastas independientes también participan del fenómeno y se benefician del aura que genera al estilo Hollywood.

Las prestaciones de servicios son de altísimo nivel, afirmó el realizador Kornél Mundruczó, quien dice estar orgulloso de su ciudad, donde acaba de rodar su mas reciente largometraje.

El cineasta Laszlo Nemes, Gran Premio del Festival de Cannes y Óscar al mejor filme en lengua extranjera 2015 por El hijo de Saúl, es otra figura destacada del cine húngaro.

Toda una generación que demuestra, según Andy Vajna, que alentar al cine comercial no es incompatible con el surgimiento de nuevos talentos.