Río de Janeiro. La policía antidisturbios de Río de Janeiro lanzó gas lacrimógeno y bombas de ruido para frenar una manifestación de funcionarios públicos y agentes policiales contra las medidas de austeridad con las que el gobierno estatal busca evitar la bancarrota. El centro de la ciudad que hace unos meses albergó los Juegos Olímpicos se convirtió en escenario de una batalla campal desde la hora de la comida, cuando arrancó la protesta. La mayoría de los manifestantes protestaba de manera pacífica frente a la Asamblea Legislativa, pero imágenes de televisión mostraron a un grupo tratando de saltar las vallas que protegían la entrada al recinto, donde los diputados regionales discutían las polémicas medidas de austeridad. La violencia estalló cuando grupos de jóvenes encapuchados quemaron basura, prendieron fuego a un autobús sin pasajeros y atacaron a la policía, que replicó con bombas de ruido y gas lacrimógeno. Los enfrentamientos duraron hasta el final de la tarde. Entre los manifestantes había agentes de la policía que no reciben sus salarios completos desde hace meses, funcionarios de la salud pública, jubilados y personal del sistema judicial. Entre las medidas que estudia el Legislativo del estado de Río de Janeiro figura aumentar de 11 a 14 por ciento las retenciones de jubilación para funcionarios, así como recortes de personal y la privatización de la compañía de saneamiento de aguas, Cedae. Brasil, primera economía de América Latina, atraviesa una recesión histórica sumada a la fuerte caída de los precios del petróleo, que afecta especialmente al estado petrolero de Río de Janeiro.