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Diversidad del periodismo de ciencia en México
E

l sismo del 19 de septiembre de este año causó daños muy importantes en el centro del país, y el estado de Puebla fue uno de los más afectados. Por esta razón tuvo que suspenderse la quinta edición del Seminario Iberoamericano de Periodismo Científico que se realizaría en esa entidad en aquellos días. No obstante, gracias al empeño y esfuerzo de sus organizadores, la semana pasada se realizó la reunión, que se ha convertido en uno de los más importantes puntos de encuentro de los profesionales de esta modalidad del periodismo del país, con sus colegas de Estados Unidos, España, Centro y Sudamérica.

Yo recibí la llamada de mi colega y amigo Jesús Mendoza Álvarez, subdirector de Radio y Televisión del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y coordinador general del seminario, quien me informó que no se habían dado por vencidos y a pesar de la interrupción ocasionada por el movimiento telúrico, esa actividad se llevaría a cabo. El programa, que se desarrolló en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, reunió a periodistas extranjeros como Nuño Domínguez, del periódico El País, de España; Federico Kukso, de La Nación, y Pablo Esteban de Página 12 –ambos de Argentina–, así como Wilbert José Monterrosa Gutiérrez, de la plataforma digital El Informe, de El Salvador. También incluyó la participación de investigadoras en el campo del periodismo de ciencia como Catalina López Suátegui y Margot Mena Young de las universidades de California y Costa Rica, respectivamente.

En el seminario, que concluyó el viernes pasado, también participó un amplio número de periodistas mexicanos especializados en el campo de la ciencia y la tecnología de diferentes medios; entre ellos, los periódicos El Economista, La Crónica de Hoy y La Jornada; las revistas Muy Interesante y Replicante; portales de noticias como Animal Político; radiodifusoras como el Instituto Mexicano de la Radio; televisoras como Tv Azteca, Once Tv y la Asociación de Televisoras Educativas de Iberoamérica, así como instituciones académicas y científicas, como la Academia Mexicana de Ciencias, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico y la Universidad Nacional Autónoma de México.

También participaron periodistas de agencias gubernamentales, como el propio Conacyt y la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de Ciudad de México.

Me extiendo en la lista de mexicanos, porque en mi opinión constituye un primer dato para entender el estado actual del periodismo de ciencia en el país, pues ilustra la diversidad de medios en los que actualmente se realiza esta modalidad. En la década de los 90 del siglo XX había solo un periódico que contaba con una sección de ciencia (La Jornada), y en la actualidad el país tiene ya una amplia gama de publicaciones con espacios para la difusión científica y con personal especializado en este campo de la comunicación. Lo anterior muestra que ha habido un crecimiento en diferentes áreas: a) en el interés de periodistas por esta modalidad de la comunicación de la ciencia, b) en la formación de jóvenes en esta especialidad y c) en el interés de los medios de comunicación por incluir información científica.

Son varias las reflexiones que surgen del intercambio de experiencias e ideas entre colegas; una de ellas es sobre la diversidad de tareas que realizan los comunicadores de ciencia en el país, que abarcan todos los géneros periodísticos, que van de las notas informativas, los comunicados y boletines de prensa hasta la construcción de grandes reportajes e historias, pasando por las crónicas y artículos de opinión. También deben destacarse los trabajos de investigación acerca del periodismo de ciencia. La diversidad de modalidades y enfoques con que los periodistas mexicanos comunican la ciencia constituye una gran riqueza y por ello deben tener cabida todos, pues cumplen con una tarea que a mi juicio es crucial: mantener y acrecentar la presencia de la ciencia en la sociedad nacional, lo que sin duda contribuirá a tomar mejores decisiones ante los problemas que nos afectan. Lo anterior no significa conformarse con todo lo que se hace, pues también, y eso quedó claro en el seminario, existe una preocupación constante por mejorar la calidad del trabajo que se realiza en México.

Una pregunta que surge es si la comunicación de la ciencia tiene un paralelismo o está determinado por el grado de desarrollo de la ciencia y la tecnología en un país. Yo estimo que no, aunque debe quedar como pregunta abierta. En una nación con desarrollo científico escaso o lento, puede bien fomentarse una comunicación de la ciencia de manera intensiva, pues es la manera de acelerar el tránsito hacia una sociedad basada en el conocimiento.