Espectáculos
Ver día anteriorJueves 31 de mayo de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El lenguaje de una banda de rock tiene mucho alcance; es sólo el estilo, afirma pastor

“Jesucristo es el señor del underground”, señala pinta de iglesia evangélica en Brasil
Foto
Una mujer escucha misa en la iglesia evangélica Metanoia, ambientada con portadas de discos y grafitis, así como por cruces y alusiones al cristianismoFoto Dpa
Foto
Integrantes de la congregación de la iglesia evangélica Metanoia bailan al ritmo del rockFoto Dpa
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de mayo de 2018, p. 9

Río de Janeiro.

El recinto oscuro tiene las paredes pintarrajeadas con calaveras y símbolos de la muerte, y Rogerio Santos, sentado en un semicírculo junto con una docena de personas, no parece el típico visitante devoto de una de las iglesias cristianas que abundan estos días en Brasil.

Cuando un hombre de cabello largo empieza a rasgar con fuerza su guitarra eléctrica frente a él, Santos saca una Biblia y la coloca en su regazo, a unos centímetros de los pins roqueros que cuelgan de su chaqueta negra de cuero. Él reza, mientras otros de los visitantes reunidos en un primer piso de un edificio destartalado en la empobrecida zona norte de Río de Janeiro, en la favela Maré, cantan en voz alta.

En Maré hay una necesidad espiritual muy grande, señala luego Santos, un viejo roquero que explica por qué lleva 24 de sus 47 años como miembro de la iglesia evangélica Metanoia. Porque ahí, dice, se unen las dos cosas que más le interesan: La música y la religión.

La iglesia Metanoia (cambio de vida o conversión en griego) parece a primera vista un club underground de rock duro donde corren el alcohol y las drogas. Grafitis por todos sitios, portadas de discos históricos pegadas en varias paredes, en la parte trasera unos altavoces potentes, una batería roquera y un micrófono, todo dispuesto para que toque la banda de turno.

Trasfondo común

Al mirar con detenimiento, no obstante, se descubre otro trasfondo común: las cruces colgando del techo, las diversas alusiones al cristianismo. “Jesucristo es el señor del underground”, dice una pinta. Jesús venció, sostiene otra, escrita dentro de un ataúd de imitación recargado en una pared.

¿Una iglesia que coquetea con la estética antirreligiosa y supuestamente satánica del rock? ¿Se puede difundir el cristianismo usando el típico lenguaje irreverente del heavy metal?

¿Por qué no?, dice Enok Galvao de Lima, hombre de 54 años de gesto afable y pastor de esa iglesia que fundó 27 años atrás. El rock es sólo el estilo.

El arte y la música los creó Dios. El diablo no hizo nada. Uno puede entrar y apoderarse de esa cultura, agrega. Luego apunta a una pared para demostrar que su afición es genuina: tiene pósters de Metallica o de Rage Against the Machine” (excelente, de un alto nivel), entre otras históricas bandas del heavy metal.

La forma en que Galvao ha conjugado la religión y el rock, una de las subculturas urbanas más exitosas del siglo XX, no es sólo muy original en su caso, sino que demuestra la creatividad de la que hacen gala las iglesias evangélicas que se expanden a ritmo vertiginoso por América Latina.

Las también llamadas iglesias pentecostales le ganan desde hace años terreno al catolicismo, durante décadas predominante en la región. Según el más reciente informe del instituto Latinobarómetro, en 2017 más de la mitad (59 por ciento) de los latinoamericanos se definía como católica, pero la cifra representa un claro retroceso en comparación con 80 por ciento de 1995. Los evangélicos representan 19 por ciento de la población.

Presencia abrumadora

En Brasil, la presencia de las iglesias evangélicas es abrumadora. Muchas han incursionado en política con agendas ultraconservadoras que rechazan el matrimonio gay o el aborto, mientras otras se limitan a sumar fieles haciendo un trabajo original en las comunidades pobres, como la Metanoia.

Lo que me llamó la atención fue la oferta cultural, cuenta Tainá Domingues, una vecina de Maré que visita la iglesia del rock desde hace 13 años. Aquí me siento cómoda, dice la profesora de 30 años.

Aquí hay una comunión de intereses, cree su pareja, Everton Rodrigues. Abrimos el espacio para gente que es rechazada en otros sitios, asegura el carioca de 34 años.

El lenguaje de una banda de rock tiene mucho alcance, explica el pastor Galvao para mostrar cómo su pasión por la música le sirve también para evangelizar.

Metanoia no es la única iglesia evangélica que se ha instalado en esa región a orillas de Maré, una de las favelas más problemáticas y violentas de Río de Janeiro.