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Hoy, segunda de 4 funciones de Rigoletto

Trasladan a los años 50 las perversiones y el auge de una corte del siglo XVI

Verdi realizó una exploración realista de la naturaleza humana; combinó acción y reflexión

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Algunos instantes del ensayo de Rigoletto, ópera de Giuseppe Verdi, el pasado viernes en el escenario del Teatro de la Ciudad, donde se estrenó este domingoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Martes 26 de mayo de 2009, p. 7

El libertinaje de cortesanos y poderosos, la doble moral, el servilismo, el sentimiento de culpa, la inocencia y el engaño amoroso, el cariño y el homicidio por dinero, la deshonra y el desencanto, la feroz alegría de la venganza y la inesperada fatalidad se conjugan en la célebre ópera Rigoletto, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Francesco Maria Piave, quien se inspiró en la obra El rey se divierte, de Víctor Hugo.

Ese montaje, bajo la batuta del director concertador brasileño Luis Fernando Malheiro y la dirección escénica del creador alemán Bruno Berger-Gorski, se estrenó el pasado domingo en el Teatro de la Ciudad.

Rigoletto constituye un parteaguas en la trayectoria creativa de Verdi, ya que en esta obra rompe con los límites tradicionales de la ópera romántica, se explica en el programa de mano.

Verdi somete la escritura vocal a las necesidades dramáticas, otorgándole así mayor fuerza expresiva. Retrata personajes de mayor complejidad sicológica y se entrega a una exploración realista de la naturaleza humana, combinando escenas de acción con otras de reflexión.

El drama de Víctor Hugo retrata a la corte del rey de Francia, François Premier, en los albores del siglo XVI, en todo su esplendor y sus perversiones, particularmente las costumbres libertinas del propio monarca, fomentadas por su bufón, el jorobado Triboulet.

Tal es la historia en la que se inspiran Verdi y Piave, en la que el bufón de la corte se llama Rigoletto, cuya hija Gilda, a quien tiene como su mayor tesoro –y por lo mismo escondida y aislada del promiscuo ambiente cortesano– es engañada por El Duque, hombre poderoso, mujeriego y sin escrúpulos.

Montaje en tres actos

La propuesta escénica de Bruno Berger-Gorski es ubicar la historia en los años 50 del siglo pasado, y para ello protagonistas e intérpretes del coro visten como en esa época. Integrado por tres actos, el montaje cuenta con una escenografía que evoca los diferentes ámbitos en los que se desarrolla la historia.

Una alargada mesa sirve para presentar a la corte en sus juegos de influencias, fiestas, sexo, drogas y todo tipo de excesos, según Berger-Gorski. En el caso de la recatada e inocente Gilda; una jaula de metal representa su habitación.

El segundo y tercer actos se desarrollan teniendo como escenografía la casa de Sparafucile –asesino a sueldo, pero no ladrón– y de su hermana Maddalena, astuta y ambiciosa sexoservidora de la época.

Con un reparto encabezado por Genaro Sulvarán (barítono), Arturo Chacón Cruz (tenor), María Alejandres y Encarnación Vázquez (sopranos), Rigoletto tendrá tres funciones más: hoy martes y el jueves 28, a las 20 horas, y el domingo 31 a las 17 horas, en el Teatro de la Ciudad (Donceles 36, Centro Histórico, estación Allende del Metro).