Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 18 de octubre de 2009 Num: 763

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Vicente Gandía:
jardín del tiempo

CHRISTIAN BARRAGÁN

Lezama Lima y el otro romanticismo
GUSTAVO OGARRIO

Paradiso
(fragmento del capítulo IX)

JOSÉ LEZAMA LIMA

El hombre al que sólo lo calman los clásicos
CARLOS LÓPEZ

Los collages de
Rosa Velasco

MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ

La cara artística de la Luna
NORMA ÁVILA JIMÉNEZ

“La Bamba” alemanista y la primera arpa jarocha
YENDI RAMOS

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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Felipe Garrido

Constancia

Durante treinta años Bonifacio guardó una soltería impoluta, hasta que Minerva enviudó por segunda vez. La primera, veinte años antes, había ocurrido cuando mi tío estaba en Estados Unidos. En aquel tiempo Minerva tenía tres niños y la gente consideró que hacía muy bien en aceptar como marido a un ganadero acaudalado, ocho años menor que ella. Cuando Bonifacio regresó, con una enorme fortuna, volvió a suspirar por la señora, quien para entonces tenía otros dos hijos y estaba más bella que nunca. El caso es que volvió a enviudar, y entonces sí mi tío decidió actuar. Una vez terminado el luto, empezó a cortejar a Minerva. El día que se casaron, rodeados por los hijos y los nietos de su esposa, el pueblo suspiró aliviado. Aquella historia de amor había tenido un final feliz. Minerva y Bonifacio no tuvieron hijos. Él, como es natural, ha ido envejeciendo. Ella está rozagante, firme, esbelta. Dicen que tiene la esperanza de volver a enviudar.