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Nuevos choques entre narcotraficantes y policías provocan al menos cinco muertos

Refuerzan vigilancia en favelas cariocas tras la violencia del fin de semana

Los disturbios no afectarán los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro: secretaría de seguridad

En la entidad mueren cada año unas 6 mil personas relacionadas con actividades delictivas

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Unos 4 mil 500 policías fueron desplegados ayer en los barrios del Morro dos Macacos para contener los enfrentamientos entre bandas rivalesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de octubre de 2009, p. 33

Río de Janeiro, 18 de octubre. Las autoridades de seguridad del estado de Río de Janeiro enviaron hoy cuatro mil 500 policías a reforzar la vigilancia en los barrios populares del norte de esta ciudad costera y tratar de restablecer el orden en una zona donde el sábado y la madrugada del domingo hubo enfrentamientos entre policías y narcotraficantes, con saldo de 17 muertos, entre ellos dos uniformados.

La batalla de varias horas que tuvo lugar el sábado en el Morro dos Macacos (Cerro de los Changos), cerca de donde se encuentra el legendario estadio de futbol Maracaná, obligó también a la secretaría de seguridad estatal a montar retenes en los accesos a la mayor favela de la zona sur carioca, la Rocinha, al mismo tiempo que el titular de esa oficina gubernamental, José Mariano Beltrame, aseguró que los problemas de violencia no impedirán que Río de Janeiro sea sede del Mundial de 2014 y de las Olimpiadas de 2016.

Este es problema de una sola región, ocurre en un punto específico de la ciudad y no en todo Río de Janeiro, declaró Beltrame.

Las 900 favelas ubicadas en las montañas que rodean la bahía de Río de Janeiro frecuentemente son escenario de conflictos entre organizaciones delictivas, pero pocas veces afecta al centro de la ciudad y las playas donde se concentra el turismo nacional y extranjero.

La violencia en el Morro dos Macacos estalló el sábado, cuando bandas rivales se enfrentaron por el control de la venta de drogas. La policía intervino para tratar de imponer el control en la zona, pero los delincuentes respondieron con disparos a los agentes que se internaron en la favela, y a un helicóptero que trataba de coordinar las operaciones.

El piloto, herido en la pierna, trató de aterrizar en un campo de futbol, pero el helicóptero se desplomó y estalló, algo que nunca había ocurrido en la región carioca.

Los traficantes de droga incendiaron camiones del transporte público para impedir la visibilidad y el tránsito en la zona, pero a pesar de las barricadas la policía se internó en los barrios del cerro y al menos cuatro personas fueron capturadas en la favela Jacarezinho, donde comenzó el conflicto, que el sábado costó la vida a diez presuntos narcotraficantes y dos policías.

La prensa brasileña informó este domingo de los acontecimientos en Morro dos Macacos con titulares como Guerra en Río o Jornada de terror en Río.

Los hechos del sábado también atrajeron la atención de la prensa internacional, 15 días después de que el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, logró la sede de los Juegos Olímpicos de 2016, derrotando las candidaturas de Madrid, Tokio y Chicago.

Para hacer frente a la situación, la policía militarizada convocó a un grupo especial de manejo de crisis y suspendió días libres a los agentes.

Como en otros conflictos recientes entre grupos delictivos y policías en Río de Janeiro y Sao Paulo, el Ministerio de Justicia federal ofreció el apoyo de la fuerza pública a las autoridades estatales, pero de momento el gobernador del estado, Sergio Cabral, rechazó la propuesta.

El reto de mantener el orden y la seguridad en una urbe de seis millones de habitantes es una de las preocupaciones que reflejaron las autoridades brasileñas en las últimas horas, después de los enfrentamientos en el Morro dos Macacos, donde nuevos choques dejaron cinco muertos esta madrugada.

Dijimos al Comité Olímpico Internacional que no sería algo sencillo (y) vamos a continuar nuestro trabajo para que Río de Janeiro esté en paz antes, durante y después de los juegos, afirmó el gobernador Cabral.

Los gobiernos locales y federal tratan continuamente de responder a los problemas de pobreza e inseguridad de las favelas, particularmente las que se ubican cerca de las zonas turísticas de la bahía.

Una de las soluciones ha sido crear grupos policiales comunitarios en cinco barriadas, y el plan es que para 2016 haya agentes de este tipo en un centenar de favelas.

El ministro de Justicia federal, Tarso Genro, advirtió que a pesar de los esfuerzos inmediatos de las autoridades de seguridad, los conflictos con delincuentes y la violencia podrían continuar en los próximos días.

Los traficantes no quieren ceder terreno, señaló Genro, quien precisó que eso obliga a la policía a acantonar fuerzas permanentes en las favelas.

Alrededor de dos millones de personas –30 por ciento de los habitantes– viven en esos barrios pobres cariocas.

En todo el estado de Río de Janeiro, que tiene 14 millones de habitantes y es el segundo de Brasil, después de Sao Paulo, ocurren al año unas seis mil muertes por la actividad delictiva, que se ha concentrado en la venta de cocaína y sus derivados.

El año pasado, la policía mató a unos mil 100 sospechosos por resistir el arresto, pero grupos de derechos humanos se han quejado en varias oportunidades de la brutalidad policiaca contra los residentes de las favelas que no tienen vínculos con la delincuencia organizada.