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Aparecen imágenes del cuerpo del capo con billetes encima; no se da explicación oficial

Duró cinco horas el desalojo del edificio de Beltrán Leyva; la refriega, otras cuatro
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Interior del departamento de El jefe de jefes, en el edificio Elbus, del fraccionamiento AltitudeFoto Reuters
Corresponsal y reporteros
Periódico La Jornada
Viernes 18 de diciembre de 2009, p. 5

Minutos después de las 21 horas del pasado miércoles, el cuerpo de El jefe de jefes, Arturo Beltrán Leyva, yacía a un lado de la puerta del departamento 201 del edificio Elbus, del fraccionamiento Altitude, en la zona centro de Cuernavaca, Morelos.

Durante cuatro horas, el jefe del cártel de los Beltrán Leyva y cinco de sus escoltas resistieron los embates de elementos de fuerzas especiales de la Secretaría de Marina.

El operativo para capturar a Beltrán Leyva, también conocido como El Barbas, comenzó al mediodía, cuando grupos de inteligencia de la Armada corroboraron su identidad y ubicación.

Arturo Beltrán Leyva, por quien la Procuraduría General de la República (PGR) ofrecía hasta 30 millones de pesos de recompensa a quien diera informes que llevaran a su captura vivo o muerto, fue señalado como el responsable del asesinato –en mayo de 2008– de Édgar Millán, jefe operativo de la Policía Federal Preventiva (PFP) y uno de los hombres más cercanos al secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.

El Barbas también es considerado como uno de los probables autores intelectuales de la muerte de Édgar Enrique Bayardo, ex comandante de la PFP y testigo protegido de la PGR, quien fue acribillado en una cafetería de la colonia del Valle, en la ciudad de México.

El cártel de los Beltrán Leyva es una de las organizaciones que comenzaron a colocar narcomantas en distintos puntos del país exigiendo al gobierno federal que combatiera por igual a los cárteles y dejara de proteger a Joaquín El Chapo Guzmán.

Primero, sigilo

De las 12 a las 17 horas del pasado miércoles, los marinos se dedicaron sigilosamente a desalojar el edificio Elbus y a dejar acorralados a El jefe de jefes y cinco de sus escoltas.

Más de un centenar de marinos se desplegaron en el lugar y dos helicópteros sobrevolaron la zona de manera intermitente entre la una y las cuatro de la tarde.

A las 17 horas, los integrantes de las fuerzas especiales accionaron –desde vehículos artillados– ametralladoras que utilizan cartuchos calibre 7.62 milímetros, el mismo que usan los rifles de asalto AK-47 o cuernos de chivo. También usaron fusiles de asalto AR-15. Otros descendieron de los helicópteros.

En respuesta, decenas de granadas de fragmentación y ráfagas de AK-47 y R-15 fueron disparadas contra los marinos a través de las ventanas del departamento 201, que se ubica en el segundo nivel del edificio de 15 pisos.

Durante la refriega, en círculos gubernamentales se rumoró que en el departamento –de más de 3 millones de pesos– además de El Barbas estaba Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, jefe de sicarios del cártel. Pero oficialmente se aseguró que no fue así.

Dos de los sicarios abrieron fuego contra los marinos en la planta baja del inmueble. Casi de inmediato fueron abatidos.

Al transcurrir de las horas, las granadas se fueron acabando y dos de los tres sicarios que acompañaban a El jefe de jefes murieron en la sala. Un tercer hombre decidió saltar por los ventanales para suicidarse. En su caída una bala le dio en la espalda. Se desplomó en el patio de un departamento de la planta baja, con la cara al cielo y los brazos en cruz.

En total cinco sicarios y su jefe murieron en el condominio Altitude, que se localiza en la colonia Vista Hermosa, una de las zonas donde habitan las familias de alta capacidad económica en la capital morelense.

Según versiones de marinos que participaron en el enfrentamiento, al filo de las 19 horas uno de sus compañeros cayó en las escaleras de emergencia, herido por una granada de fragmentación.

Lo anterior obligó al grupo de asalto a detener su incursión en el segundo piso, hasta que ya no oyeron detonaciones de granadas.

Al filo de las 21 horas, de acuerdo con los testimonios obtenidos, El Barbas abrió la puerta de su departamento y enfrentó a tiros a los marinos con la intención de abrirse paso para huir por el elevador del edificio; sin embargo, cayó abatido por los oficiales que subían por las escaleras. El cuerpo quedó frente a la puerta de su departamento.

Tras la muerte de Beltrán Leyva el lugar quedó bajo el resguardo de los marinos. A la una de la madrugada con cinco minutos se presentaron los peritos de la Procuraduría General de Justicia de Morelos. Al filo de las dos se autorizó que algunos representantes de medios de comunicación ingresaran al departamento 201.

Así se pudo apreciar que sobre la mesa del comedor había un álbum fotográfico, dos charolas con fruta y un bolso de mujer. Sobre los sillones de la sala había una bolsa de plástico con cartuchos para cuerno de chivo, un collar de santería, tres rifles de asalto y dos pistolas. En la recámara principal quedaron juguetes, una biblia, un libro, imágenes religiosas y un rosario; sobre la cama, una colcha con una enorme mancha de sangre. En el armario quedaron colgados camisas y pantalones de la marca Hugo Boss y unas botas de piel de cocodrilo.

A algunos fotógrafos se les permitió hacer tomas del cadáver de Beltrán Leyva. Las placas muestran al capo con los pantalones a la altura de las rodillas. La playera la tenía enrollada hasta el pecho y en la trusa un letrero con el número tres.

Asimismo, hay imágenes en las que se aprecia a hombres vestidos de civil, que supuestamente son peritos de la procuraduría morelense, moviendo el cuerpo para ponerlo sobre una sábana.

Supuestamente Beltrán Leyva portaba imágenes religiosas y un rosario, así como 40 mil dólares y miles de pesos al momento de su muerte. Algunos de esos billetes fueron colocados alrededor y sobre el cadáver cubierto de esquirlas de granadas de fragmentación. Se señaló que nadie supo quién movió los objetos y no se ofreció explicación oficial acerca de la vejación que sufrió el cuerpo.

El agente del Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO arribó a las 3:30 de la madrugada, pero los cadáveres fueron llevados al servicio médico forense de Cuernavaca a las nueve horas, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.

En tanto, alrededor de las 21 horas de este jueves el cuerpo de Ignacio Aguilar Rodríguez, identificado por las autoridades como uno de los sicarios del cártel de los Beltrán Leyva, fue entregado a sus familiares, quienes aseguraron que era ajeno al enfrentamiento.

Según peritos, hasta las 23 horas aún se practicaba la necropsia de ley a El jefe de jefes.