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El proyecto, dice Franco Manterola, no es nada complaciente

Aves con gracia, inspiración de la muestra Sin viento ni rumor

El artista regresa así a las galerías; expone en Pablo Goebel Fine Arts

Foto
Todas estas aves ven hacia un sitio: no cantan, ni se mueven, pero tienen expresión, explica Manterola en entrevistaFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de abril de 2010, p. a14

El pintor y grabador Franco Manterola (DF, 1957) ha vuelto a la actividad galerística con Sin viento ni rumor, exposición de 20 cuadros inaugurada en Pablo Goebel Fine Artes (Schiller 251, sexto piso, Polanco). La mayoría de las obras, pintadas en los dos meses pasados, tienen como protagonista una pequeña ave.

Sin ser observador profesional de pájaros, Manterola –en 2001 tuvo una muestra individual en el Museo de Arte Moderno– se dice muy aficionado a la naturaleza. Con estudios artísticos en Londres y Salzburgo, además de haber estado en el grupo del Salón de los Aztecas, liderado por Aldo Flores, y cercano a La Quiñonera, Manterola se describe como artista muy temperamental: de repente puedo hacer una obra que no parece mía.

El interés por pintar aves nació del comentario de una amiga, quien al ver un cuadro donde Manterola retrató unos capullos, dijo que estaría muy bien con pajaritos. Por más académico o trillado que podría parecer el tema, el entrevistado asegura que el proyecto le dio serenidad; me gustó, sentí que no tenía nada de simple ni complaciente el hecho de hacer un pajarito en la rama, sino que podría tener un buen impacto mediante mi búsqueda de fondos, atmósferas muy mínimas para realzar al ave.

Lo de los pájaros, apunta, en teoría lo pensé un poco en el orden de calendario; es decir, primavera, verano, otoño e invierno. Pero no me funcionó, porque no se puede distinguir de qué estación se trata.

Tampoco es una representación taxonómica del animal, sino que (tiene la intención de que) todas esas aves vean hacia un sitio: no están cantando, ni en movimiento, pero tienen expresión. Siempre he batallado con no cargar el cuadro de elementos que estorben. Lo único que podría tener vida son las aves. No aparece follaje, sólo ramas que en un momento dado se interrumpen para enfatizar la fragilidad del ave. Las ramas no tienen que ser continuadas, sino deben fundirse con los fondos, de tal manera que los pájaros aparezcan en lugares poco usuales de la composición.

A Manterola además le interesa que dichas criaturas tengan una cierta expresión. Explica: Los pájaros no van a tener cara de felicidad, por ejemplo, porque no tienen este concepto. Evitan el sufrimiento, que es muy diferente; de esa manera viven felices. La cara es de pájaro, pero tiene expresión, y cambia la postura, porque tienen intención de volar, calentarse o estar lo menos activo posible; también hay pájaros que transmiten que son observados.

Manterola estudió diseño gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, donde participó en un proyecto de tres años sobre una película de dibujos animados hecha con acetatos: “En el tronco común fui alumno de Rafael Guillén, quien asesoró en los diálogos de la película A toda costa”.

Al terminar la carrera, Manterola se dedicó a la pintura, y asistió de 1985 a 1987, a la Escuela de Arte Putney, en la capital inglesa. Posteriormente, se fue a Austria, donde se dedicó al grabado y obtuvo una beca.