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Con una gala en el Gran Teatro de La Habana, artistas le ofrecen tributo por su trayectoria

Rinden homenaje a Alicia Alonso, leyenda de la danza cubana, en su 90 aniversario

Comprometida con la formación de bailarines, afirma que entre más vive más fuerza tiene

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La bailarina Alicia Alonso, considerada una de las más destacadas en Latinoamérica, acudió el lunes pasado, junto con su esposo, Pedro Simón (derecha), al homenaje que le rindió la comunidad artística cubana, con el cual cerró un año lleno de reconocimientos por su aportación a la danzaFoto AP
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de diciembre de 2010, p. 6

La Habana, 21 de diciembre. Aplaudida en muchas ciudades del mundo, la leyenda de la danza cubana Alicia Alonso, embajadora cultural de la revolución, cumplió hoy 90 años llena de energía, pasión por la vida y al frente de la nueva generación de bailarines, aunque casi sin poder ver y caminando con dificultad.

Una gala en el Gran Teatro de La Habana, joya arquitectónica enclavada en el centro de la capital cubana, cerró con broche de oro un año de homenajes que recibió no sólo en Cuba, sino también en diversos países, como Estados Unidos, Francia, España, Canadá y Gran Bretaña.

Acompañada por su esposo, Pedro Simón, director del Museo de la Danza y en quien se apoya para caminar, Alicia se presentó, como es su costumbre, elegantemente vestida al tributo que le rindieron artistas cubanos y al cual acudió el ministro de Cultura, Abel Prieto.

Noventa años, pero yo le quito el cero porque no valen nada, comentó Alonso hace poco en uno de los tantos tributos a esta mujer, ejemplo de rigor y tenacidad, quien afirma tener más fuerza cuanto más vive.

Entrega por el arte

Fundadora del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, recibió este martes el homenaje por parte de varias generaciones de bailarines y organizaciones estudiantiles en la sede de la compañía, mientras que el programa oficialista de televisión, Mesa Redonda, estará dedicado a su obra.

A su edad, Alicia no para y sigue al detalle el programa de presentaciones y giras del BNC. Es venerada en Cuba como símbolo de voluntad y entrega total al arte y a su país.

Hace tres semanas, el presidente Raúl Castro la condecoró y dijo de ella que es una de las personalidades más relevantes de la historia de la danza y figura cimera del ballet clásico en el ámbito iberoamericano.

El XXII Festival Internacional de Ballet, marcado por el regreso, después de medio siglo, del American Ballet Theatre (ABT), un nuevo fruto del acercamiento cultural con Estados Unidos, estuvo dedicado a su cumpleaños

En el ABT, que le había rendido honores en junio en Nueva York y para lo cual la bailarina viajó, se consolidó el ascenso de Alicia Alonso a la categoría de estrella mundial.

Talento desde la infancia

Nacida el 21 de diciembre de 1920, Alicia Martínez del Hoyo, nieta de españoles e hija de un veterinario militar, mostró desde muy niña su preferencia por el baile y viajó con su familia a Estados Unidos, donde terminó su formación en danza en Nueva York.

Un documental elaborado en torno a una entrevista exclusiva para la televisión pública española fue difundido en reconocimiento a su labor como formadora de generaciones de bailarines.

Alicia, que tomó el apellido de su primer esposo, el coreógrafo Fernando Alonso, es considerada una de las bailarinas más importantes del mundo y ostenta el estatus de prima ballerina assoluta.

Debutó en el rol principal de Giselle en el Metropolitan Opera House, de Nueva York, el 2 de noviembre de 1943, echando por tierra el mito de que los latinoamericanos no podían interpretar un clásico del ballet.

En 1948 fundó su propia compañía, que devino la BNC después del triunfo de la revolución en 1959, de la que se convirtió en una firme defensora. En Cuba, sin ninguna demagogia y con mucho placer, podemos decir que el ballet es un arte del pueblo, sostiene.

A los 20 años superó un desprendimiento de retina en ambos ojos, lo que estuvo a punto de alejarla de la danza, el mal progresivo la llevó incluso a bailar guiada por las luces del escenario.

Y es que Alicia, como familiarmente la llaman los cubanos, no piensa en límites ni en limitaciones. Pienso vivir 200 años, sentenció alguna vez.