Sociedad y Justicia
Ver día anteriorLunes 2 de abril de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Juan Sierra, experto en el tratamiento del VIH-sida, señala los detalles técnicos erróneos

La solución no son imposiciones como la nueva guía de Censida

No puede convertirse en un medio de control que coarte la libertad del médico; la formación de recursos humanos le ha costado mucho trabajo y dinero al gobierno y las instituciones, asegura

Foto
Al elegir entre dos fármacos con el mismo nivel de eficacia terapéutica se elegirá el del costo menor, siempre que no implique arriesgar a los usuarios, señala el especialista Juan Sierra. En la imagen, protesta de seropositivos contra la farmaceútica AbbottFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de abril de 2012, p. 39

Las guías de atención clínica no pueden convertirse en medios de control que coarten la libertad de los médicos para ejercer su criterio y habilidades en el tratamiento, y menos si se trata de VIH/sida, donde la formación de recursos humanos especializados le ha costado mucho trabajo y dinero al gobierno y las instituciones, afirmó Juan Sierra, investigador en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, con larga experiencia en el manejo de la epidemia.

Al comentar sobre la nueva guía para el tratamiento del VIH/sida elaborada por el Centro Nacional para la Prevención y Control del Sida (Censida), que reduce a tres el número de combinaciones de medicamentos antirretrovirales para los pacientes que por primera vez los utilicen, Sierra planteó que contiene detalles técnicos erróneos, como proponer combinaciones de fármacos que en realidad no se deben utilizar al mismo tiempo, o al revés.

En entrevista, se refirió a los problemas con la prescripción señalados por la investigadora Carmen Soler de la Universidad Nacional Autónoma de México, respecto de que a 40 por ciento de las personas que viven con VIH/sida les han indicado combinaciones de medicamentos inadecuadas por su alta toxicidad, elevado costo y baja efectividad en comparación con otras fórmulas. Sierra dijo desconocer los datos del análisis, y aunque el indicador sería demasiado alto, la solución no está en imposiciones, como las que pretende la guía de Censida. Más bien, se debe fomentar la educación médica continua y la participación de expertos como asesores del personal de salud, no como controladores.

Tampoco resultan positivos los intentos de burocratizar la medicina con comités institucionales que autoricen el uso de otros antirretrovirales, pues lejos de garantizar eficacia y racionalización de los tratamientos llevaría a desalentar la participación de médicos en esta área.

En una época en que cada vez hay más entrenamiento y especialización en el manejo clínico de la epidemia, lo cual también ha costado mucho trabajo, coartar la libertad de los médicos con recetas únicas necesariamente tendrá un impacto negativo en la calidad de la atención a los pacientes, abundó.

El especialista informó que al conocer el documento elaborado por Censida como nueva guía envió sus comentarios para señalar las imprecisiones y errores técnicos. Confió en que haya la sensibilidad de las autoridades para escuchar y atender las contrapropuestas y mejorarlo en beneficio de los seropositivos.

Advirtió sobre la importancia de reconocer que la gama de alternativas de medicinas antirretrovirales permite a los expertos utilizarlas de acuerdo con las circunstancias específicas de cada paciente. Al poder establecer una terapia individualizada se logra mayor apego al tratamiento y calidad de vida a largo plazo, apuntó.

Respecto del alto costo de los tratamientos, Sierra estuvo de acuerdo en la necesidad de siempre atender el aspecto económico. Por eso, al elegir entre dos fármacos con el mismo nivel de eficacia terapéutica se elegirá el del costo menor, siempre que no implique arriesgar a los usuarios de los fármacos a presentar efectos secundarios y menor eficacia terapéutica.

También se pronunció en favor de que el uso de las moléculas conocidas como inhibidores de proteasa se limiten al máximo y sólo se receten en casos excepcionales, los cuales no deben rebasar 10 por ciento del total de enfermos. El análisis de Censida que dio pie a la nueva guía encontró que 40 por ciento de los seropositivos debutaron con las terapias antirretrovirales utilizando inhibidores de proteasa, cuando las moléculas de primera elección son los análogos no nucleósidos, en particular Efavirenz, concluyó Sierra.