Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 6 de mayo de 2012 Num: 896

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Estudio fotográfico…
Leticia Martínez Gallegos

El poeta es sólo otro
Ricardo Venegas entrevista
con Jeremías Marquines

Bruno Traven,
cuentística y humor

Edgar Aguilar

La ley del deseo en la sociedad de consumo
Fabrizio Andreella

Gilberto Bosques, diplomacia y humanismo
José M. Murià

Puebla, Haciendo Historia
Lourdes Galaz

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

Flavio Cocho Gil y el humanismo científico

El doctor Flavio Cocho Gil pertenece al notable grupo de exiliados españoles que vinieron a enriquecer la vida científica y cultural de nuestro país. Elena Aub desde hace muchos años trabaja arduamente en la clasificación de los datos de todos y cada uno de los “refugiados” (este nombre era utilizado en varios sentidos) y Lolita Duset, secretaria de la Casa del Lago, llevaba con cuidado los informes sobre la conducta profesional de sus compañeros de exilio. Presidía su pequeño escritorio un retrato de nuestro estadista mayor del siglo XX, el general Lázaro Cárdenas, y recordaba su generosidad, su espíritu de justicia y la manera fraternal con la cual defendió la legalidad española y atendió y apoyó, sin restricción alguna, a los derrotados por el nazismo, el fascismo, el espadón gallego, la jerarquía eclesiástica y todo el repugnante hervidero de los grupos de la extrema derecha.

Flavio es, sobre todas las cosas, un humanista inmerso en la poesía de las matemáticas y capaz de incursionar con solvencia en los mundos de la literatura y de uno de sus géneros, el periodismo de opinión. Fue mi compañero en las hermosas aventuras fundacionales del SPAUNAM. Recuerdo la desbordada elocuencia con la que defendía sus puntos de vista siempre relacionados con la justicia y con la búsqueda de la superación del personal académico.

Creo que el aspecto principal del trabajo académico de Flavio en la Facultad de Ciencias es el de la fundación de un excelente seminario de análisis sobre las relaciones que se dan entre la ciencia y la sociedad. En las múltiples reuniones que tuvo el seminario se cumplieron con creces las tareas de estudio y de crítica de la supuesta neutralidad de la ciencia, y se establecieron los rasgos principales de una tarea esencial para el desarrollo humano basado en la justicia y en la libertad. Frente a la ciencia deshumanizada y puesta al servicio del capitalismo salvaje, frente a la ciencia hecha para destruir y para explotar al género humano, se levanta la ciencia preocupada por la justicia social y por el pleno desarrollo de la persona humana.

Ahora Flavio Cocho nos entrega dos libros de creación literaria y de reflexiones sobre los conflictos de nuestro tiempo. Son dos libros útiles, pues Flavio sabe que, como decía Marx, el arte es una dimensión esencial de lo humano. Es, en suma, un acto civilizatorio, la defensa ideal del pensamiento humanístico.

El primero contiene tres obras de teatro muy ingeniosas y llenas de nostalgia por la herencia griega, por la Commedia dell´arte (Arlequín corre y salta en varias escenas) y por el humanismo que encontró sus mejores momentos en el renacimiento y en la Ilustración. Publica, además, una serie de artículos en los que aparecen personajes de la mitología, como Astarte y Belial, los títeres de cachiporra que García Lorca recoge de la cultura popular andaluza, Chaplin, Freud, Nietzsche, Pushkin (y la consolidación de la lengua rusa) y Vélez de Guevara y su diablo cojuelo.

El segundo tomo parte de la idea de que debemos proponer utopías. Este libro es una especie de caleidoscopio: lo agitamos, se mueven los vidrios y, con la sonrisa de un niño, nos deslumbramos ante la obra de arte formada por el azar. La admiración de Flavio por la Revolución francesa y su disgusto ante los fanatismos religiosos están presentes en los cuentos y en los ensayos de este libro que trata temas esenciales para el porvenir humano, pero, para nuestra fortuna, lo hace con gracia artística y con agradecible antisolemnidad.

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