Peshawar, 8 de junio. Sujetos no identificados hicieron estallar un camión que transportaba a 19 personas en Peshawar, en el noroeste del país, una región donde son frecuentes las acciones armadas de la organización talibán de Pakistán.

La bomba fue colocada debajo del autobús y activada con un temporizador, informó la policía, que dijo no tener indicios de los responsables, pero atentados anteriores fueron atribuidos o adjudicados por el talibán paquistaní.

En tanto, en el norte de Afganistán, al menos 170 reclusos, la mayoría de ellos miembros del talibán, la organización político militar que gobernó Afganistán hasta la invasión estadunidense de 2001, se escaparon de una cárcel, después de que comandos de la resistencia armada destruyeron parte del edificio con explosivos.

Durante la operación, ocurrida el jueves por la noche en la provincia Sar-e-Pul, cuatro reclusos fueron asesinados y otros 28 resultaron lesionados en un enfrentamientos entre los guerrilleros y los guardias de la cárcel.

En abril, el talibán logró la liberar a 500 reos de la principal prisión del país, en Kandahar, una ciudad rodeada de rebeldes.

En un comunicado, el talibán dijo que varios de los liberados tienen rango de comandante y otros eran gobernadores distritales antes de la ocupación extranjera, respaldada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Los ataques a los reclusorios han ocurrido a raíz de que la policía y el ejército de Afganistán ha recibido el control territorial del país de los mandos extranjeros. La cárcel de Bagram, que fue transferida a las autoridades afganas a principios de este año, tiene confinados a cientos de talibanes capturados durante los últimos 11 años, pero todavía no ha sido objeto de algún ataque del talibán.

La OTAN, mientras tanto, ofreció hoy disculpas a las familias afectadas por un bombardeo aéreo realizado el miércoles pasado, con saldo de 18 muertos, pero señaló que el hecho es parte de la desgarradora realidad de la guerra.