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A la mitad del foro

Pacto veloz y menguado gasto público

L

a alternancia que trajo la democracia y la renovada alternancia que comprobó la vigencia y solidez democrática de un régimen que no ha cambiado. En Guatemala reivindicó Enrique Peña Nieto el retorno de su partido, el PRI, al poder; y cómo llegamos al tiempo de la evolución. Sin la letra r, mucho menos la mayúscula que hizo de la Revolución mito y método, identidad nacional en el imaginario colectivo. Y mucho más. A pesar de los pesares y de las décadas de divagar en busca del reino de Dios en la tierra, de lo retrógrado más allá del movimiento aparente de algunos astros.

Evolucionamos en homenaje al darwinismo social. La especie política en riesgo de desaparecer busca soluciones híbridas, desestima el riesgo transgénico a pesar de los efectos de la labor de Monsanto sobre el fetiche comercial. Japón y Corea del Sur cancelan sus importaciones de trigo de Estados Unidos. Y nadie invoca la poética superficie de maíz. Estamos en plena evolución, dijo Enrique Peña Nieto ante el presidente de Guatemala, donde las vueltas del tiempo llevaron a juzgar al genocida Ríos Montt. Que el año 2000 inicia la primera etapa de la transición política en México, cuando el PRI perdió la Presidencia de la República, y ahora, con el regreso del PRI, empieza la segunda etapa. La evolución que bajo el signo de la pluralidad demanda un espacio constructivo y propositivo para asegurar los cambios que el país necesita.

En el marco del Pacto por México, la propuesta de una nueva reforma política es trascendente (...) se precisa trascender para concretar acuerdos y medidas por las cuales lograr mayores condiciones de progreso. La nave va. En la comitiva estuvieron el canciller Antonio Meade; el director de la CFE, Francisco Rojas; Eugenio Ímaz, del Cisen; Ardelio Vargas, del Instituto Nacional de Migración, y Mercedes del Carmen Guillén, subsecretaria de Población. Ahí, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, primera voz del pacto, a quien automáticamente llamaron los escribas orgánicos: vicepresidente. Nada menos. Y ni siquiera por hacer honor a su antecesor Paco Gil, así llamado por el humor amargo de los críticos del déficit cero, de la austeridad a costa de quienes menos tienen.

Sigue la reforma hacendaria en la agenda del pacto. Y se redujo el crecimiento del PIB, crecieron los precios de los alimentos y aumentaron los mexicanos atrapados por el hambre y la pobreza. Mucho habrá que evolucionar el gasto público rezagado, reducido a mínimos que hacen aparecer a Vicente Fox y Felipe Calderón como gastadores empedernidos, herejes de la ortodoxia Reagan-Thatcher, apóstatas que negaron la vida eterna y parecieron creerle a Keynes que a largo plazo todos estaremos muertos. En ese marco habrá de trascender la nueva reforma política, o se estancará en las miasmas de ambiciones electoreras reducidas a una contienda feroz por el dinero que la democracia plural da a los partidos.

Ni siquiera hay necesidad de ponerle R mayúscula a la evolución. Basta atender a la fase terminal de la austeridad de la Unión Europea que ha dejado en el desempleo a la quinta parte de la población joven del viejo continente, donde los monaguillos de Ángela Merkel entonan cantos incongruentes al New Deal de Roosevelt, respuesta a la Gran Depresión. Ya ofrecen los del capitalismo renano mayores volúmenes de créditos bancarios a pequeñas y medianas industrias. Siempre a favor de los banqueros y sus accionistas. No desechan la austeridad como remedio a una crisis que no es fiscal, sino de empleo. Pero se mueven o desaparece la unión monetaria del euro. Y la Unión Europea.

Vamos a ver si Videgaray es motor del pacto en movimiento, o vicepresidente de la isla Barataria que nos legaron tres décadas del capitalismo como religión. Con el agravio adicional a la visión filosófica de Giorgio Agamben y el genio de Walter Benjamin, de la ceguera y olvido de lo que significó el golpe imperial con el que Richard Nixon desconoció el patrón oro y dejó el dólar, todo el dinero, sin más valor que el de la fe ciega en que el portador recibiría el equivalente en la fe del dinero en sí mismo. Vamos a ver cómo evoluciona y trasciende la segunda etapa de la transición. Nuestro es el oro negro que nos escrituró el diablo. Sin el marco sólido de la reforma hacendaria lo abandonaríamos a la fe de los dueños del dinero en el dinero mismo.

Seis meses cumple el mandato de Enrique Peña Nieto. El pacto es eficaz instrumento; la única forma de hacer política; hacer del acuerdo en lo esencial la vía a las reformas legislativas, a las reformas constitucionales, que hagan efectivo y eficaz el sistema plural de partidos, logro incontestable de la transición a la democracia electoral, a la democracia como medio y no como fin. Nuestra Revolución dio al Estado las instituciones indispensables para que el poder constituido hiciera viables los derechos sociales que el constituyente de 1917 incorporó a los derechos individuales de la Constitución de 1857, fuente y cimiento de la república federal representativa y laica; semilla de la revolución agraria, sólida base de la desamortización de las inconmensurables posesiones del territorio nacional en manos de la Iglesia. Pero si el gasto público se guarda en arca de avaros, si prolongamos la sequía, nos avasalla el caos anarquizante.

O la evolución de la segunda etapa cederá a la regresión, a la simulación caritativa para ser competitivos en hacer de la potencia media una gran productora de pobres. Siempre hay riesgo de que los jugadores se convenzan de que la democracia es fin y no medio; que lo electoral es caja de ahorros para un reparto aceptable en contiendas huérfanas de ideologías, consecuente con las tendencias oligárquicas de todo partido político. La política se hace con dinero. Pero hay, decía Emilio Portes Gil, quienes quieren dinero para hacer política, y quienes hacen política para hacer dinero.

El PAN que no se come es motivo de luchas indignas. Gustavo Madero defiende la limpieza de las campañas políticas con celo opositor digno de su antepasado. Desde Harvard, Felipe Calderón pastorea al senador Cordero y todo su rebaño. Comparten la primera victoria con sus aliados coyunturales del PRD: se suspende la campaña contra el hambre, porque los que han de repartir comida, salud, educación o cualquier otro derecho son del partido en el poder. Sea o no plural el sistema. Pero están indiciados funcionarios y ex gobernadores de PRI, PAN, PRD. Al gusto. O para disgusto de quienes auguraban el retorno del autoritarismo y corrupción de la dictadura perfecta.

En Tabasco, el gobernador Arturo Núñez, del PRD, ha denunciado el feroz y torpe saqueo del erario que hiciera su antecesor, el priísta Granier. En Aguascalientes hay orden de aprehensión contra el panista Luis Armando Reynoso. En Guanajuato es indiciado el ex gobernador Juan Manuel Oliva, panista. Y en Jalisco, donde el PAN gobernó palio cardenalicio, hay gran escándalo por un fraude al Banco Interamericano de Desarrollo; Aristóteles Sandoval, priísta, gobernador del estado, anuncia la averiguación de cargos contra su antecesor, otro panista.

Abundan los que hacen política para hacer dinero. Pero el dinero del gasto público que se guarda en el cofre de la economía sólida, estática y a salvo de un catarrito, ese es para hacer política. Para gobernar, para hacer frente al desempleo, la pobreza y el hambre.

¡Ahora o nunca, señor Presidente!, dicen que dijo Guillermo Prieto a Benito Juárez. Y lo del agua, al agua.