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Ver día anteriorLunes 17 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Escribir y continuar

L

a forma de elaborar el duelo por la muerte de un ser querido es única e intransferible. Algunos buscan el refugio del tiempo hasta convertir su pérdida en un dolor-recuerdo que ya no los paralice, otros comparten sentimientos y los expresan verbalmente y algunos más deciden escribirle a la persona que se ha ido, con la certeza de que en algún lado leerá esas cartas y sabrá contestarlas con amoroso, fortalecedor estímulo.

Escribe una madre: “Adorado hijo, a casi seis meses de tu partida te digo lo que siento dentro de mí y con inmenso dolor por tu ausencia me ha resultado incomprensible que te hayas marchado, pero a pesar de todo siento que todo ese tiempo que compartí a tu lado me dejó muchas enseñanzas. Fuiste un ser que nunca vio problemas aunque existieran, siempre sonriéndole a la vida y mostrando tu don de gentes y lo sensible que era vivir sin exaltarse, sin criticar y aun pasando malos ratos siempre buscando solucionarlos.

“Agradezco a Dios y a la vida haberte conocido desde tu nacimiento y haber formado parte de ella, que ha sido corta pero sembraste una huella imborrable de gran señor y ser humano, dicho por cuantos en tu vida se cruzaron y a quienes llenaste de amor, amistad y entrega sin miramientos. Recogías perros y gatos, a los que curabas y mimabas hasta dejarlos en un hogar.

“Todavía no estoy capacitada para decirte un adiós definitivo, pues siento tu presencia en los poros de mi piel, en mis ojos, mis oídos, mis manos, mi cabeza y en mi corazón, te tengo tan cerca y a la vez tan lejos pero ahora, sin tanto dolor como el que me ocasionó el saber de tu partida física, sé que en algún momento regresaré a tu lado. Por ahora estarás siempre en mi vida como un gran regalo que se me dio para gozarlo en cada una de las etapas de la tuya. Quiero decirte que todas esas palabras de aliento que he recibido de cuantos te conocieron y estuvieron cerca de ti me han dado fuerzas para hacer menos doloroso mi camino.

Me siento tan orgullosa de haber sido tu madre, pero más orgullosa de lo feliz que siempre fuiste y de la huella de amor que dejaste. Eres para mí un ejemplo a seguir y mi corazón roto te prometo que poco a poco lo reconstruiré. Gracias por ser como fuiste, pues eso me ha dado la fuerza para sobrellevar mi duelo con mejor actitud, y el vínculo de amor entre tú y yo no lo borrará el tiempo nunca. Te amaré eternamente. PD: Nunca dejes de sonreír, ni en tu nueva vida.