Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 13 de septiembre de 2009 Num: 758

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Conciencias que se alternan
ROGELIO GUEDEA

En la colina del norte
IÁSON DESPOÚNDIS

Borges: escribir después del romanticismo
GUSTAVO OGARRIO

Petróleo
ISAAC BABEL

El camino
ISAAC BABEL

La escritura como reinvención del cuerpo
ADRIANA CORTÉS KOLOFFON entrevista con ÁNGELA BECERRA

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
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Ilustración de Huidobro

Conciencias que se alternan

Rogelio Guedea

Estaba pensando en la libertad y en su opuesto: la represión. Lo pensaba porque una cauda de libertades fracasadas y represiones exitosas es lo que ha sido la historia de México. O la historia -quizá- de cualquier país. Esto me vino a la cabeza cuando me di cuenta de que las crisis de la conciencia se suceden simultáneamente y vienen en pares, como las manos y los ojos, como las piernas y las orejas. Lo que le sucede a la mano izquierda, digamos, le sucede a la derecha, antes, después o simultáneamente, como las crisis de la conciencia.

Pienso en este caso en dos hechos similares: el problema por el que atraviesa el Centro Cultural Tijuana, en donde se ha elegido a su director arbitrariamente y en donde ya podemos pensar en otro fracaso de la libertad -si es que no se nos avisa lo contrario en el futuro inmediato-, y, por otro lado, en el problema de la Universidad de Colima, en donde el rector en turno ejerce con total impunidad actos represivos y otras corruptelas y en donde ya podemos pensar en otro fracaso de la libertad -si es que no se nos avisa lo contrario en el futuro inmediato también. Dos hechos a los que no los une la coincidencia, como podría pensarse, sino -aún más- la reincidencia. Nos hemos acostumbrado tanto a la arbitrariedad, que -sin darnos cuenta- no tuvimos más remedio que hacerla ley. Y, el que la viola o la cuestiona, es un infractor o un loco. Pensaba, por eso, que estos dos hechos que parecen aislados no lo son tanto, y que tanto el Cecut como la Universidad de Colima, y quizá otros centros culturales y otras universidades, deberían ser pretextos ejemplares no sólo para tratar el tema de las designaciones arbitrarias (Cecut) o de la represión desorbitada (Universidad de Colima) sino para reflexionar sobre el asunto de la libertad, es decir, el asunto de los derechos fundamentales del hombre. Si se pierde el Cecut o si se pierde la Universidad de Colima no estarán perdiendo unas cuantas personas de aquí o de allá sino, lo que es peor, estará ganando otra vez, la represión, la verticalidad, la antidemocracia, y todo eso que destruena la idea de civilidad y estado de Derecho. Si se pierde el Cecut o la Universidad de Colima no sólo pierde, pues, el Cecut y la Universidad de Colima, sino todos los Cecuts y las Universidades de Colima de mañana y pasadomaña. Quizá por eso, cuando empecé a pensar en la libertad y su opuesto: la represión, estuve todo el día preocupado, deambulando de aquí para allá, con la única certeza de que había que seguir, para decirlo casi panfletariamente, luchando.