DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   2 DE FEBRERO DE 2010 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

México ante la Comisión Ballenera Internacional
Paloma Ladrón de Guevara Porras

Puntos clave de la historia de la Comisión Ballenera Internacional
Lorenzo Rojas y Horacio de la Cueva

La observación de ballenas
Refugio Chávez y Horacio de la Cueva

El Santuario Ballenero Mexicano

La ballena gris, afectada por el calentamiento global

La Antártica se calienta
Elsa Cabrera


Correo electrónico:

[email protected]

  

La observación de ballenas

Refugio Chávez
Correo electrónico: [email protected]

Horacio de la Cueva
Correo electrónico: [email protected]

La observación de ballenas (OB) comenzó como actividad comercial en 1955 en Norteamérica a lo largo de la costa sur de California. Es la actividad turística mediante la cual se avistan cetáceos en un lugar de acceso abierto y puede tener fines científicos, educativos o recreativos.

Actualmente, la OB presenta un crecimiento acelerado y desmedido que ha traído problemas en su manejo. Se realiza en las aguas de más de 86 países además de la Antártica. Los viajes de avistamiento varían, en cuanto a costo y duración, desde una hora hasta semanas. Los beneficios económicos, recreativos y educativos llegan a las comunidades donde la actividad se ha convertido en un aspecto significativo de la economía local y sirven también para ampliar el conocimiento científico existente alrededor de estas especies y su entorno.


Avistamiento en Massachusetts, EUA

Sin embargo, ese crecimiento también ha ocasionado efectos negativos en sus ecosistemas mediante contaminación química y auditiva, ocasionando cambios conductuales, interrumpiendo patrones de nado y variando el consumo de energía.

La mayoría de los países costeros que ofrecen OB tiene legislaciones para controlar el desarrollo de la actividad. Dichas enmiendas se rigen por la Comisión Ballenera Internacional (CBI ) y su documento constitutivo: la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas, de 1946.

Desde 1993, la CBI ha participado de manera activa en el desarrollo y mantenimiento de las actividades de OB responsables, mediante regulaciones, monitoreo y recomendaciones, a fin de evitar un incremento significativo del riesgo en las dinámicas de población (tasas de nacimiento y mortalidad) o cambios en los patrones normales de uso del hábitat (alimentación, descanso y reproducción).

Las líneas prioritarias de acción de la CBI en las observaciones son:

•  Revisión detallada y evaluación a los estudios actuales sobre distancias de acercamiento, esfuerzos y limitaciones de la OB por lugar y especie, y otros controles necesarios en áreas importantes para la alimentación, descanso y reproducción de los cetáceos.

•  Revisión de los métodos cualitativos usados para evaluar las reacciones de corto plazo de los cetáceos por la OB.

•  Evaluación de efectos de largo plazo de los programas de alimentación, “nado con delfines o ballenas”, ruido de embarcaciones que realizan OB, parámetros de respuesta crítica y desarrollo sistema de grabación de datos para la recolección de datos de posibles plataformas de OB.

A pesar de que existen medidas nacionales e internacionales que regulan el avistamiento de ballenas (se orientan básicamente a informar a los prestadores del servicio sobre cómo debe desarrollarse la actividad y las acciones prohibidas durante el recorrido), hay poca vigilancia sobre el acto de observación mismo. La actividad se desarrolla en áreas extensas, dinámicas y con un fenómeno turístico creciente, lo cual hace compleja la supervisión.

Desde que se llevó a cabo la Convención Internacional para Regular la Caza de Ballenas en 1946, el manejo de los recursos naturales se ha expandido más allá del mero objetivo de conservar especies para incluir tanto los enfoques ecosistémicos, de sustentabilidad ambiental, así como el principio precautorio. La administración ambiental moderna también ha evolucionado a procesos de toma de decisión y participación eficientes, cooperación y coordinación internacional entre estados y entre agencias, transparencia, resolución de conflictos y mecanismos de acuerdo.

En ese sentido, el marco regulatorio de la OB y los principios rectores de la CBI necesitan reformas sustanciales que ubiquen a la OB como una actividad en un ambiente interrelacionado. La meta debe ser conservar, proteger y restaurar la salud e integridad de las poblaciones globales de cetáceos como parte de un ecosistema marino global y debe integrarse a unidades de manejo ambiental más amplias.

Para ello es necesario trabajar a nivel local, orientando la OB a la protección de los cetáceos, proveyendo al mismo tiempo desarrollo social y económico para las comunidades adyacentes a los sitios de observación, identificando y evaluando la actividad de acuerdo a las condiciones locales, su sustentabilidad en términos ambientales, los aspectos socioeconómicos, legales y educativos de esta actividad, y determinar la existencia de algún efecto negativo para las poblaciones de ballenas.

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