DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   2 DE FEBRERO DE 2010 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

México ante la Comisión Ballenera Internacional
Paloma Ladrón de Guevara Porras

Puntos clave de la historia de la Comisión Ballenera Internacional
Lorenzo Rojas y Horacio de la Cueva

La observación de ballenas
Refugio Chávez y Horacio de la Cueva

El Santuario Ballenero Mexicano

La ballena gris, afectada por el calentamiento global

La Antártica se calienta
Elsa Cabrera


Correo electrónico:

[email protected]

  

La Antártica se calienta

Elsa Cabrera
Directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetácea
Casilla 19178, Correo Lo Castillo, Vitacura, Santiago, Chile
Fono-fax: (56 2) 228 2910


A pesar de ser prácticamente desconocido para la mayoría
de la población humana, el kril antártico es fundamental para la supervivencia de ballenas, delfines, focas y lobos marinos, pingüinos y cientos de otras especies de aves y peces que habitan las heladas aguas antárticas. Stephen Brooks

La Antártica, el continente blanco rodeado por un océano y santuario de ballenas, es uno de los ecosistemas más importantes para una gran diversidad de especies de cetáceos. Algunas de estas especies habitan permanentemente las aguas del Océano Austral, mientras otras –incluyendo las ballenas– migran grandes distancias desde latitudes bajas para alcanzar las áreas de alimentación que se encuentran allí.

Sin embargo, y como resultado del cambio climático, se estima que la temperatura en la región Antártica aumentará más que en otras regiones del planeta, afectando significativamente sus procesos ecológicos.

Recientes estudios científicos demuestran que, en la medida que la temperatura atmosférica de la península antártica (de las zonas más afectadas por el calentamiento global) aumentó más de 2.5º C durante los últimos 50 años, la retracción de la masa de hielo polar también se extendió hacia el sur del continente helado.

Los resultados son preocupantes para la conservación de las poblaciones de ballenas y el ecosistema marino antártico pues la reducción de masas de hielo polar tiene impactos negativos en la productividad marina del Océano Austral.

Las grandes áreas de hielo antártico forman un ambiente altamente productivo donde el fitoplancton, compuesto por cientos de millones de pequeñas algas, florece durante la primavera en grandes cantidades y es consumido por comunidades de pequeños crustáceos, como el kril antártico. Éste, a su vez, constituye el principal alimento de cientos de especies de aves, focas, lobos, delfines y ballenas que habitan las heladas aguas antárticas.

En consecuencia, la abundancia de kril en el Océano Austral durante los meses de verano está directamente relacionada a la superficie del hielo polar durante el invierno. Una reducción de esta fuente alimenticia, debido a la pérdida de la masa de hielo como consecuencia del cambio climático, puede afectar las fuentes de alimento de diversas especies, incluyendo las ballenas.


Desde 1987, Japón ha cazado más de 8 mil ballenas en aguas del Santuario Ballenero Austral con supuestos fines de “investigación científica”. Sin embargo, las ballenas son comercializadas posteriormente en el mercado nipón. AFP

De acuerdo a un estudio realizado en 1999 (Brierly y K. Reid) con información obtenida durante el siglo pasado, cuando los niveles de kril disminuyen a consecuencia de la reducción de la masa de hielo (debido a ciclos climáticos naturales), se altera la conducta alimenticia de las ballenas azules. Además, la condición física de las ballenas de aleta disminuye al punto de registrarse individuos extremadamente delgados.

A las amenazas asociadas al cambio climático y por encontrarse clasificada en peligro, es importante destacar que esta última especie es capturada por el gobierno de Japón en el Océano Austral como parte del controversial y polémico programa de “caza científica”, aumentando así el nivel de amenazas sobre la especie.

Por otra parte, diversos estudios prevén que el cambio climático ocasionado por las actividades humanas podría ocasionar la alteración de las corrientes termohalinas del Océano Austral. Lo que generaría la reducción o interrupción de la circulación del océano, con consecuencias desconocidas.

Actualmente, no se espera un cambio en las corrientes antárticas, pero debe considerarse que los efectos del cambio climático pueden ser repentinos y no graduales; y que los umbrales de temperatura necesarios para desencadenar alteraciones en la circulación termohalina son desconocidos.

Debido que los cetáceos son mamíferos de reproducción lenta, podría ser baja su capacidad de adaptación a las rápidas alteraciones sufridas en el medio ambiente por efecto del cambio climático. Por ello, resulta urgente y necesario que los gobiernos, y en particular los que tienen intereses directos sobre la Antártica (como es el caso de Chile), adopten medidas efectivas para reducir la emisión de gases responsables del efecto invernadero.

Adicionalmente, resulta fundamental que, ante la creciente evidencia sobre los posibles impactos del cambio climático en las poblaciones de cetáceos, los países conservacionistas de la Comisión Ballenera Internacional rechacen públicamente la denominada “caza científica” y trabajen para eliminar definitivamente estas operaciones de los mares del planeta.

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