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Con argumentos legales defienden su derecho al agua y a la seguridad de su entorno

Habitantes de Zacualpan de Amilpas frenan proyecto de academia de la PF

La iniciativa comenzó sin permisos de construcción y habría afectado el medio ambiente, dicen

Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 23 de enero de 2012, p. 7

Zacualpan de Amilpas, Mor., 18 de enero. Sin recurrir a ninguna medida de fuerza y esgrimiendo siempre argumentos legales y científicos, los habitantes de la comunidad morelense de Zacualpan de Amilpas lograron frenar la instalación de una academia de la Policía Federal (PF) –aun cuando dicho proyecto ya se había iniciado–, en defensa de su derecho al agua y la seguridad, y contra un concepto de progreso que no los convence.

Mediante una asamblea realizada la tarde del pasado miércoles, los zacualpenses echaron abajo una iniciativa que comenzó sin permisos de construcción, en la opacidad casi total y afectando dos de los elementos que más valoran: su medio ambiente y su tranquilidad.

De hotel a cuartel

Desde principios de diciembre de 2011, La Casa de los Árboles comenzó a ser un misterio. El hotel-spa que por más de diez años se convirtió en una de las principales fuentes de trabajo del pueblo cerró sus puertas sin dar explicaciones, despidió a casi todos sus empleados y comenzó a hacer trabajos de remodelación a marchas forzadas, que incluyeron la tala de una cantidad indeterminada de árboles en sus terrenos y en otros que compró a los vecinos.

Empezó a correr entonces el rumor de que allí se estaba construyendo una especie de cuartel. La inquietud que generó este hecho obligó a Concepción Castillo de Scherer, dueña del sitio, a acudir a una asamblea realizada el 12 de enero para explicar si era cierto que su negocio, que todavía aparece en Internet como un exclusivo y refinado hotel, construido con el máximo respeto hacia el medio ambiente, iba a ser la próxima sede de un destacamento militar.

A dicha reunión, explicó en entrevista un ciudadano que pidió el anonimato, la propietaria acudió con un grupo de empleados, y aunque no dio respuestas puntuales a las dudas de los habitantes, admitió públicamente que la construcción estaba destinada a albergar a mil reclutas y que no había pedido permiso para iniciarla, aunque no atinó a explicar qué institución iba a ocupar el complejo.

En medio de reclamos, muchos zacualpenses exigieron la suspensión de las obras hasta conocer todos los detalles al respecto, y se acordó la realización de una nueva asamblea para tal efecto, a realizarse el 18 de enero. Un día después, según el activista, varios trabajadores de la empresa agredieron verbalmente en sus casas a quienes manifestaron su oposición al proyecto.

Durante la segunda junta, en la cual estuvo presente La Jornada, a nombre de la dueña de La Casa de los Árboles acudieron el arquitecto responsable de la iniciativa, Jesús Suárez Cázares, y el que fungió como administrador del hotel, Julio César Amaro. Ambos presentaron en dos cartulinas pequeñas –para un auditorio de más de 200 personas– algunas de las modificaciones que implicaba la obra.

Suárez explicó que se trataba de una academia de la Policía Federal que daría cabida a mil reclutas –quienes no estarían autorizados a salir al pueblo–, y aseguró que eran infundados los temores de la comunidad sobre la falta de disponibilidad de agua y la saturación del drenaje que ello acarrearía, puesto que la nueva edificación utilizaría líquido embotellado en garrafones y tendría una planta de tratamiento de aguas residuales.

Sin embargo, los vecinos opositores subrayaron que el agua potable y el alcantarillado no serían suficientes para recibir a mil personas más, ya que en el pueblo hay unos 2 mil 500 residentes permanentes. No estamos en contra del progreso o el desarrollo, pero éste tiene que ser sustentable, indicaron.

Además explicaron que, de acuerdo con datos oficiales, sólo 34 por ciento de las casas de la comunidad tienen acceso a agua potable entubada, por lo que el arribo de los policías hubiera implicado agravar el estrés hídrico que afecta desde hace más de 25 años a la región –antes caracterizada por sus huertos frutales y el follaje espeso de sus árboles–, cuando se privatizaron los ojos de agua de la cuenca del vecino río Amatzinac.

El arquitecto explicó que el hotel ya era inviable económicamente y por ello aceptaron la propuesta de la academia, que supuestamente crearía 200 empleos, y aunque admitió que el proyecto no tenía manifestación de impacto ambiental ni permisos, para construir hay que destruir primero (...) Ya nos equivocamos (con la tala), ¿qué chiste tiene que nos lo sigan echando en cara?

En una acalorada discusión que se prolongó más de dos horas y media hubo algunas intervenciones en favor del proyecto, pero la gran mayoría fueron en contra. Los vecinos lograron que el presidente municipal de Zacualpan de Amilpas, Ángel García Yáñez (PVEM), firmara la suspensión definitiva de la academia y anunciara que se realizará una investigación para sancionar a quienes ordenaron la tala de decenas de árboles.

Además de citar la Ley de Equilibrio Ecológico del estado de Morelos que prohíben este tipo de edificaciones, los opositores a la iniciativa –algunos agrupados en el colectivo Zacualpan Renace– recalcaron que los policías federales no son confiables y podían generar inestabilidad social en un pueblo cuya tranquilidad alguna vez atrajo a decenas de personas de otras ciudades, entre ellos artistas e intelectuales como los cineastas Alejandro Jodorowsky y Luis Urías, y la actriz Diana Mariscal.

Luego del anuncio de la cancelación de la obra, uno de los activistas opositores festejó que se trata de un ejercicio ciudadano maravilloso que se gana con la razón, con argumentos. Es un momento luminoso, pero hay que seguir atentos porque la lucha puede ser muy larga. Esto puede ser un ejemplo para que otros pueblos enfrenten a las autoridades corruptas o al crimen mediante la apropiación del foro público.