Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 17 de diciembre de 2006 Num: 615


Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
El tiempo real
LUIS TOVAR
Un maestro constructor
RICARDO BADA
La Mara de Ramírez Heredia
GERARDO BUSTAMANTE
A la memoria de Rafael Ramírez Heredia
ÓSCAR OLIVA
Versiones de Horacio
RUBÉN BONIFAZ NUÑO
Los chinicuiles, escamoles y lagartijas de Santiago de Anaya
Extranjeros en su Tierra
AGUSTÍN ESCOBAR LEDESMA
A manera de réquiem
JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ
Lo que el viento a Juárez
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Teatro
NOÉ MORALES MUÑOZ

Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

POESÍA
Reseña de Juan Gelman sobre El resplandor de una escritura


Directorio
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EL RESPLANDOR DE UNA ESCRITURA

JUAN GELMAN

Rodolfo Alonso,
Poesía junta (1952-2005),
Alforja,
México, 2006.

Traductor, ensayista, crítico y, ante todo y sobre todo, poeta, Rodolfo Alonso ha publicado más de veinte libros de poesía. El título del primero, que recoge poemas escritos desde los diecisiete años, anuncia la obsesión central de esta voz única: salud o nada. "Yo quiero ser/ de los que aman la vida/ de los que son la vida/ candente inimitable." Desde hace más de medio siglo, esta voz cristalina celebra la existencia vertebrando su palabra como una espiral más abierta. La espiral, dijo sor Juana, es la verdadera representación de la belleza.

La belleza hace la música de estos poemas, repujados con un rigor formal, imaginativo y conceptual excepcionales. "Yo los invito/ a pasear el amor entre los indiferentes", invita Alonso. Su fulgor sin duda nace de un subsuelo de dolores y suciedades del mundo que él supo apisonar a golpes de hermosura. En una época cada vez más deshumana como la que nos toca padecer, llagada por ese genocidio más silencioso que el de los hornos crematorios pero no menos terrible que es el hambre, su poesía dispara contra los ministros de la muerte y espera el tiempo "en que la palabra amor no tenga necesidad de ser pronunciada". Parafraseando a René Char, no permite que los caminos de la memoria sean cubiertos por la lepra de los monstruos.

Alonso, poeta verdadero, nombra lo que no tiene nombre todavía. Su poesía crece a la intemperie de lo que va a venir y está llena de hombres y de mujeres: le duelen "las cadenas/ las manos de los otros". Ve la palabra ajena y la alberga, la transforma, la calcina para devolverla limpia al otro. Interroga al misterio y encuentra los laberintos del enigma: "El bien y el mal te forman un solo meridiano." Se piensa a sí misma y, para saberse, se ignora. Su invención ensancha la invención del horizonte.

Este libro, más que antología, alcanza para atisbar la grandeza de la poesía de Rodolfo Alonso y ser tocado por ella. Ojalá el lector mexicano pronto conozca su obra entera: entrará en otros territorios de la "Señora Vida" donde "el bello amor/ se queda y vence". El resplandor de su escritura, virtud de una sobriedad que es materia, ilumina los tiempos oscuros, "calienta/ el corazón del mundo".