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Recibió honoris causa de la Universidad Autónoma de Campeche

Un escritor es lo que lee y escucha en sus primeros años de vida: JEP
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 4 de marzo de 2010, p. 5

Campeche, Camp., 3 de marzo. Medio siglo después de su anterior visita a esta ciudad, de donde es originario su padre, el poeta y escritor José Emilio Pacheco (JEP) regresó para recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma de Campeche.

En el acto, el homenajeado subrayó que un escritor es lo que lee, pero en primer término lo que oye, sobre todo lo que escucha en sus primeros años de vida.

Acompañado de su esposa, la escritora Cristina Pacheco, el premio Cervantes 2009, agradeció esta distinción, que calificó de inmerecida, porque si no, ahora estuviera atrapado en Valparaíso, Chile, sin poder salir.

El poeta declinó hablar de la importancia de la educación pública y evitó presentar un diagnóstico “del atroz momento mexicano.

“Lo que tendrán que escuchar ustedes es más bien una conversación pública y a la vez privada; nunca lo he hecho y jamás lo repetiré, es una circunstancia única, que no hubiera podido darse antes, y en ningún otro lugar que no fuera Campeche.

“Así, unos versos de la parte final describen mucho mejor de lo que yo podría hacerlo mis sensaciones de extrañamiento; dice: ‘no cesaremos en la exploración y efímeras todas nuestras búsquedas, serán llegar donde comenzamos, conocer el lugar donde estuvimos’. En efecto, vuelvo donde empecé y al mismo tiempo conozco el lugar por vez primera.”

Aclaró que si bien no nació en Campeche, sí fue bautizado en su catedral, “y hasta mis 19, no hubo un año en que no viniera aquí. Después murió mi padre y empecé a ganarme la vida escribiendo, cosa que nunca hubiera logrado sin la ayuda de Cristina, mi esposa.

Y un escritor es lo que lee, pero en primer término lo que oye, sobre todo lo que escucha en sus primeros años de vida; es indudable e inevitable que el lenguaje en que están escritos todos mis libros tengan su origen en el habla de Campeche y el mar, que siempre lo menciono en algunas de mis páginas, es, no puede ser otro, el primero que conocí y que más visité de niño, el mar de Campeche.